Regresaste

Embarazada

9

La noche estaba algo especial, las luces de la plaza, las estrellas, al fondo las canciones. Estaban alejados de todo aquello, allí solo estaban ellos dos.

_ ¿te diste cuenta de lo acabas de hacer? - preguntaba Federico recostado en su camioneta.

_ ¿qué hice? - seguía de manos dadas a él mirando a los ojos, se sentía tan adolescente que la sonrisa no se borraba de la cara.

- dejaste a tu noviecito para estar aquí conmigo - su sonrisa era sarcástica y seductora a la vez

- te pedí que me sacaras de allí, pero si no te gustó la idea aun estoy en tiempo de volver - se soltaba de las manos de Federico con intención de irse.

_ eres peligrosa ¿sabes? - Soltó una de sus carcajadas - ¿adónde quieres ir señora cristina?

- Adonde quieras - Federico la tomo por cintura, la beso intensamente.

- Vamos entonces - subieron al coche y se fueron

En ese mismo momento con dos botellas de agua en manos Ángel Luis los avistaba, sin saber al cierto se era cristina la que se fugaba con Federico en una camioneta negra

Algunos minutos después, estaban delante a una laguna.

- Ese lugar es lindo, dijo Cristina

- Un secreto que esconde mis tierras, vamos... - Federico buscó en su coche un mantel, una botella de tequila y su chamarra.

- Pensé que me llevarías a un sitio muy distinto a ese - estaba parada a la orilla de la laguna admirada con el color del agua donde la luna reflejaba

- Aquí también se puede hacer lo que haríamos en ese otro sitio en lo cual pensabas - la abrazó por la cintura besándole el cuello, paseando una de las manos por las piernas de Cristina por debajo del vestido hasta llegar a su zona intima.

- Eres un Pervertido - soltando una risita, quitándole la mano de su intimidad que él intentaba penetrar - ¿por qué tardaste tanto en regresar?

Federico la invitó a sentar, sabía que la plática que tenían al pendiente no se podría postergar.

_ te dije antes de irme, negocios, sabes muy bien como son estas reuniones de negocios, aun más si son de urgencia. ¿No te pasa lo mismo? - bebiendo de la botella.

-no tengo empresas en la capital, además a mi me pareció que huías, porque se te aparecieron esas reuniones justo después... - no quería hablar - tú lo sabes

- después de que te pedí que nos mantuviéramos en secreto, lo sé - se estaba poniendo incomodo - es por eso Cristina, por eso también me fui - Cristina no comprendía - no me gustan las amarras, las cobranzas - seguía tomando.

- Preguntar no es cobrar Federico, es que me cuesta comprender, nosotros somos libres, porque tenemos que ocultarnos si no hacemos nada mal - pasaba las manos en el rostro de Federico - y ve despacio con el tequila, no te quiero borracho estamos lejos de la casa.

Federico sabia que ella tenía razón, era todo un proceso en su mente

- Si me emborracho, conduces tú - besándole pasándole un poco del alcohol con su boca - me encantas Cristina, dame un tiempo para aceptar que a cualquier momento me vas a manejar a tu antojo - Cristina movía la cabeza en señal de negativa - porque eso es lo que pasará, te diré que te amo, que quiero estar contigo y de pronto estaré como tu marioneta, a las mujeres les encanta manipular.

- Tienes una idea muy retorcida de lo que es amar, nunca pensé en manejarte a mi antojo, yo te amo Federico y eso es muy distinto a manipular. Eres muy evasivo, eso me harta en ti, te pregunto algo y sales con otro asunto.