Diego

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En la hacienda platanal estaba un silencio sepulcral, dueña mercedes solamente rezaba y seguía a la espera de una noticia de su nieta.

En el DF la policía daba un hilo de esperanza a Federico y a Carlos Manuel.

- Hay una novedad y quiero que estén preparados _ dijo el investigador

- ¿Hallaron a mi cristina? - preguntaba desesperado


- Me voy a nuevo Vallarta, quiero estar cerca de donde pueda estar mi mujer.

- Usted puede irse, pero no puede buscarla, si él sabe que usted Don Federico ésta en el mismo pueblo que ellos, pondrá a las dos en peligro, no olvide usted que la señorita maría del Carmen también está en poder de pancho y sus hombres.



Federico y Carlos Manuel partirían pronto para nuevo Vallarta.





En la casa de playa de Francisco el ambiente no era muy común, para María del Carmen todo estaba bien difícil, después de un desayuno incomodo, acercarse a Cristina no sería nada fácil.

- Yo te pedí señorita, no me digas mamá - María del Carmen traía una lagrima en la mejilla

- ¿y cómo debo llamarle señora?

- Cristina, me llamo cristina Álvarez, tampoco necesitas llorar, dime Cristina y todo estará bien - le sonrió sin mucho cariño.

- Está bien, pero a mí me gustaría mucho estar a su lado, como si fueras mi mamá, sé que eres una persona buena, no me alejes de usted.

- Yo no comprendo que haces aquí, Francisco nunca me comentó nada de ti, eres tan bonita y tan joven - ¿de dónde lo conoces?

- El señor francisco tiene una hacienda que es vecina a la hacienda de mis padres, el nombre de mi hacienda es la hacienda platanal, ¿la recuerdas?

- No, no sé nada de haciendas.

- Es una pena que no traigo mi teléfono, podría enseñarte montones de cosas, cristina.

En ese momento entra una enfermera

- No puedes enseñar nada a la señora, está en su hora de paseo, si insistes tendré que comunicar al patrón

- Es como he dicho señora, no traigo conmigo mi celular. - mirando a cristina con un amor inmenso, la panza de su madre estaba más grande, igual su cabellera negra.

- ¿María del Carmen, quieres salir a solerte conmigo? - preguntó cristina, sacando a su hija de su estado de contemplación.

- Sí me encantaría.

Así fue, la muchacha salió a fuera junto a su madre, era un sitio bello, con una playa maravillosa, pero los ojos de Cristina eran vacíos, no era su mamá la que estaba allí.





En la oficina Francisco gritaba en el teléfono



-¿ cómo que no está listo? Yo pretendía salir de México en ese mismo final de semana. Ustedes son unos imbéciles, no ... no puedo salir en un vuelo comercial, no dejarían que embarcara mi esposa, está en estado avanzado de embarazo, tendríamos que salir en mi propio avión ... ok ... incompetentes, así que tengan noticias positivas me avisen, apronten ese avión el más rápido posible.



Delante al mar sentadas en la arena.



- Me estás cayendo muy bien María del Carmen, me encanta sus historias de niña, de tu abuela... consuelo, ese nombre me gusta mucho - sonrió - me da una sensación muy buena.

- ¿Cristina porque tomas tantas medicinas? Antes de venir hasta aquí te medicaron dos veces

- Mi embarazo es de riesgo, por eso tengo que tomarlas, pero te confieso que hay una en particular que me da mucho sueño por la tarde.

- Comprendo ¿y no sientes falta de hacer algo por la tarde? Ver una película, escuchar música o hasta mismo pasar las tardes mirando el mar.

- Me encantaría, pero soy muy sola, Francisco solamente está conmigo en las noches, en ese momento me siento cuidada, le encanta saber del bebé.

- ¿Si te propongo algo? Pero tendrá que ser un secreto, solamente nuestro - cristina le sonrió

- Que traes en esa cabeza, jovencita - María del Carmen sabía que toda esa medicina estaba perjudicando a su madre

- Quiero que dejes de tomar esas medicinas de la tarde, te finges tomarlas para que no sospechen, de esa manera podemos pasar la tarde platicando o vendo películas.

- No creo ser buena idea, no quiero que pase nada malo a mi hijo.

- Haz un experimento, si no te gusta el resultado, vuelves a tomar tus medicinas, es que tengo muy poco tiempo para estar aquí y me gustaría mucho pasarla divertido contigo - abrazó a cristina y dejó brotar las lágrimas que estaban por caer.

- Yo no comprendo que pasó en la cabeza de tu mamá para dejar sola una chica como tú, eres especial María del Carmen, divertida, buena persona y muy sensible, en el primer momento tuve muchos celos de Francisco contigo, pensé que era una de esas jóvenes que buscan a los hombres mayores.

- ¿porque Cristina, que eres tú de él? - dijo en tono asustado

- Vivimos en unión, pero no somos casados aún. Francisco es el papá de mi hijo - pasando la mano por la barriga - será un lindo bebé.

- ¿tienes relaciones sexuales con Francisco? - dijo en tono indignado.

- No te doy ese tipo de intimidad muchacha, te faltó educación, soy una mujer mayor que tú y aun no tengo nada firmado con Francisco, pero soy una mujer de respeto, me siento casada.



Cristina salió de allí indignada, rabiosa, no más quería ver a María del Carmen, pasó todo el restante del día sin dirigirle la palabra, pero no tomó las medicinas de la tarde.



Ya era noche Federico y Carlos llegaron a Nuevo Vallarta, se instalaron y un hotel de lujo, en un sitio alejado.

- Mañana empiezo a buscarla.

- Sí papá, pienso que podemos andar por la playa y preguntar sin levantarnos sospechas.

- Juro que si mi mujer está en ese pueblo solo saldré de aquí con ella junto a mí, ni que para eso tengo yo que matar a Francisco con mis propias manos.

Estaban cenando todos juntos ...

- ¿Ustedes porque tan calladas? - preguntó Francisco.

- Esa muchacha es muy atrevida.

- ¿Qué pasó? ¿qué le dijiste a Cristina?

- Nada, cosas de mujeres, pero está muy equivocada, pensó que hablaba con alguien de su edad

- Perdón señora no quise ofenderla, quiero que no me lleves a mal, es que soy un poco sin filtro.

- Me pregunto que pensaría Diego, si supiera que su hija creció sin modales o cordura - María sonrió a su madre

- Diego esmi padre ... te acuerdas de él?

- Diego, Diego fue mi primer novio.

- ¿QUIEN? - GRITO FRANCISCO - ¿Qué le dijiste a cristina? Te voy a matar muchacha, te lo avisé - tomo a María del Carmen por los brazos, sacándola de la silla, abofeteando la chica.

- No Francisco, POR DIOS , NO ...

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