María del Carmen

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Los Días pasaban sin nadie saber nada de Cristina. (Muchos días se pasaron)

Federico seguía en el DF, se veía delgado, triste al borde de la desesperación. La policía había encontrado algunas claves de donde estaría la señora Rivero, pero no cometerían el mismo de error, de esa vez la encontrarían. Pero las horas eran implacables.


En una bonita casa de playa.


Cristina estaba sentada a la orilla del mar, su vientre estaba más grande, el sol hacia su mirada más verde, estaba tranquila, estaba como si no estuviera allí.


- Mi amor, es mejor que nos vayamos, solearte demasiado no es saludable.


Ella atendió con una sonrisa en los labios. Tendió la mano a ese hombre que le hablaba tan amorosamente y entró en su nueva casa.



En el platanal


- Hoy quiero irme por mi padre, no está bien, está solo, triste, tengo miedo que intente una locura - dijo Carlos manuela a María del Carmen

- Sí mi amor. Pero necesito estar con ustedes. Siento que estamos a punto de recibir una mala noticia (empezó a llorar) y yo no quiero estar sola cuando ese momento llegue.

- María del Carmen - abrazándola con toda la fuerza - nada malo va a pasar, lo malo está pasando y nada más que eso sucederá, vamos encontrar a tu mamá viva, la cuidaremos con mucho amor. Estaremos en cinco, felices. ¿lo entendiste? Repite conmigo - estaremos felices los cinco muy felices. Ella repetía en llantos la frase.




Cristina estaba tan bella. Pasaba horas mirando el mar por la ventana. Pasaba las manos por el vientre y cantaba canciones de cuna para sus bebes.


- Señora está aquí su medicina de la tarde, estás tan radiante, tan mamá.

- Muchas gracias. Creo que a mí me asentó bien el embarazo, Francisco siempre me dice que soy la mujer más bella, y con eso me doy por feliz, hasta que nazca nuestro niño, porque él quiere que sea un varón. ( se había olvidado que eran dos criaturas)

- ¿y ya escogieran el nombre, señora?

- Sabes que no, pero de unos días vengo pensando en un nombre que me suena muy especial y se lo voy a sugerir - le brillaban los ojos.

- ¿cuál es el nombre señora? - la chica hablaba con alegría, mientras veía a cristina abrazar y oler las chambritas

- Federico ... siempre me viene ese nombre en la cabeza, Federico .... Federico es un lindo nombre.

- ¿a quién te recuerda ese nombre? Realmente es un bello nombre, mi abuela dice que todos los hombres de nombre Federico son guapos y hermosos. Suelen atrapar el corazón de las mujeres.

- ¿a quién me hace recordar? A nadie, pienso que nunca conocí a un Federico en la vida.


Cristina no se acordaba de nada de su vida pasada, solo tenía ojos para el presente. Eso es resultado de las medicinas que le daba Francisco, ayudado por un psiquiatra de moral dudosa.

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