Capítulo 21

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"Los estereotipos están para romperse. Debes estar cómodo en tu propia piel y no dejar que nadie te haga sentir menos"

Lizzy Howell


Cuando ingreso al departamento Timoteo salta del sofá para recibirme. Lo tomo en mis brazos y lo acaricio, ronronea y se deleite con mi tacto.

—¿Cómo amaneciste, bebé? —pregunto y le sigo haciendo mimos. Lo beso.

—Hasta que llegas, mujer. He estado en vela por ti —habla Laura aun en bata y sonriendo fijándose en mi de arriba abajo con mirada sugerente.

—¿Y eso por qué? —pregunto asombrada. La veo traer una bandeja de piqueo: diferentes quesos, embutidos, aceitunas negras y rodajas de pan tostado. También me doy cuenta que hay una botella de vino cuando la coloca en la mesita.

Voy directo a mi habitación para ir al baño y dejar mi bolso, enseguida me cambio de ropa por algo más cómodo. Avanzo en dirección a los muebles donde está Laura sirviendo las copas de vino, me sorprendo que a esta hora esté en ese plan. Tomo un poco de pan con jamón y lo meto a mi boca. Disfruto del sabor.

—Bien, quiero que me cuentes absolutamente todo —dice expectante.

—¿Qué quieres que te cuente, Laura? —pregunto mientras sigo masticando —. No hay nada importante que contar.

—¡No, no, no! —grita mientras se levanta a caminar en círculo —. Dime que lo hicieron, por favor. Cuando me desperté y vi tu cama vacía me alegré tanto, me dije "Al fin me hizo caso" Mira que hasta preparé esto —señala la mesa donde está el vino —. Pensé...ay —grita mientras se agarra el cabello junto a la cara.

—Cálmate y ven a sentarte —digo tratando de no darle importancia al asunto aunque aún sigo dolida.

—Es que yo sabía —sigue recriminándose —. Algo me decía que no me emocionara. Pero yo, la ingenua volví a confiar en ti. ¿No es que tienes algún problema, he llegado a pensar que es así? ¿Qué es lo que quieres?, ¿un príncipe azul con capa y espada jurándote fidelidad?

—Esta vez no he sido yo. ¿Te tranquiliza eso? —me mira entre curiosa y sorprendida —. Bueno, podría decir que es un daño colateral.

—Ahora ¿qué pasó? —pregunta más tranquila sentándose a mi lado.

Le cuento todo, absolutamente todo. También le comento lo mucho que tardé en quedarme dormida. Tuve tantas ganas de salir de la habitación para ir en su búsqueda y decirle que lo amaba y que siguiéramos con lo que empezamos, pero al final fui la misma cobarde de siempre. Preferí que mi inseguridad ganara otra vez.

No sé si llegó a dormir a la habitación porque cuando desperté ya había hasta llegado de correr y estaba el desayuno que había pedido para los dos. Tal como lo esperaba actuó como si nada hubiese pasado. Lo odio cuando se comporta así, aunque a veces me beneficie esa actitud.

—Debiste acostarte con él, sea como sea. Era tu oportunidad. No los entiendo, alargan y alargan todo, es evidente que se gustan.

—Tienes razón siempre hay un pretexto, pero por algo suceden las cosas.

—Ese hombre está tan comestible —dice Laura. Me rio al escucharla decir "comestible".

–Ni me lo recuerdes, lo deseaba tanto. Hasta yo creí que dejaría de ser virgen y que me acostaría con él. Pero se puso en plan honestidad y fidelidad.

Suspiro. Sus breves caricias se han quedado grabadas en mi mente y cuerpo. Si eso solo era el inicio no quiero ni imaginarme lo que seguía.

—¿Qué le pasa a Nelson? —pregunta logrando sacarme de mis breves pensamientos —. Lo veo muy sensible. Estoy segura que si fuese otra mujer ni siquiera lo hubiese pensado. Ese hombre te ama. ¿Qué hombre se detiene en plena faena? Maldito Nelson.

Inesperado IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora