Capítulo 35

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"Mi meta en la vida es disfrutar lo que hago, y nunca mirar hacia atrás"

Mila Kunis


Hay cosas en la vida que hacen que una persona se sienta completa; el amor es una de ellas. El amor no solo tiene que ver hacia una pareja, también incluye amarse uno a mismo, a los demás, incluso a quienes te hacen daño. Cuando empezamos a ver la vida de esa manera y amar a los demás sin importar las diferencias, es que realmente encontramos la verdadera felicidad. Como me ha tocado aprender es importante sentirse contento con uno mismo, aunque los demás piensen diferente. Tampoco hay que atormentarnos por lo que hemos sido en el pasado, sobre todo si estamos dispuestos a cambiar, aprender de nuestros errores y debilidades. El ser humano está en constante cambio y nunca se queda estático, menos nosotras las mujeres, quienes tenemos que lidiar con muchas más cosas de las que quisiéramos.

Ahora pienso en mí, en este preciso momento de mi vida el concepto de amor está relacionado con Nelson. Aunque odie pensar que podría lograr manipularme al cambiar la dirección de los asuntos con respecto a los reclamos, también es cierto que una parte importante dentro de mí le crea todo lo que dice. Sí, mi persona interior me hace que piense que es el hombre más maravilloso del mundo y que me ama. Por este momento está permitido que le crea. Su beso que empezó siendo voraz ha pasado a ser lento y tierno, despacio me ha conducido hasta la pared de mi pequeña oficina. Este beso que recorre mi todo el interior de mi boca con delicadeza y exquisitez hace que mi interior explote y haga corto circuito, ¿cómo es posible que logre que me sienta de esta manera? Subo mis manos acariciando levemente su cuello, quisiera subirlas hasta su cabello, pero no me atrevo porque no estaría bien despeinarlo y menos que estamos en el trabajo. ¡Dios Mío! Debo pararlo porque no está bien lo que estamos haciendo, no en horas laborales.

Sutilmente intento separarme de él, la ventaja que nuestro beso despacioso ha permitido fácil la separación. Apenas logramos distanciarnos nos quedamos mirando por unos minutos a los ojos. Sus hermosos ojos café atraviesan todo mi interior; levanto mi mano para acariciar su mejilla y él cierra los ojos suspirando. A veces logra ser tan tierno.

—Te amo —susurra.

Sonrío complacida ante su declaración.

—Yo también te amo.

Asienta brevemente y levanta mi mano para besarla, el suave roce de sus hinchados labios me hace suspirar de sobremanera haciendo que sonría y disfrute de mi pequeño desliz. Achica sus ojos cuando una gran sonrisa socarrona aparece, aunque me aterra imaginar lo que está pensando no puedo evitar deleitarme de las facciones de su rostro. Es tan diferente en todas las situaciones. Cuando está hablando de trabajo es serio y escasamente sonríe, solo lo necesario para ser cortés. En fiestas sonríe, pero no a plenitud, le gusta disfrutar del evento, pero más entablar conversaciones. Cuando está con alguna mujer se torna serio, pero sin dejar de prestarles atención. Pero conmigo es diferente, me atrevo a decir que es sentimental. Quiero pensar que esta etapa solo la ensancha conmigo, quiero pensar que me ama y que su insistencia al final dio fruto y que por ello está feliz.

—Te he extrañado tanto...—susurra sobre mis labios y los atrapa enseguida.

De la misma manera que empezó el primer beso me envuelve estampándome más contra la pared como si aquello fuera posible, tomándome desprevenida. Su cuerpo choca con el mío; poco a poco empieza a despegarme de allí y me lleva arrastrando junto a él, no abro mis ojos porque estoy concentrada en lo que me brinda, pero escucho una puerta cerrar con seguro, es ahí cuando me obligo a abrir los ojos dándome cuenta que ya estamos en su oficina.

—Nelson... —hablo intentándome separarme de sus labios. Como respuesta solo contesta con un gemido.

Está loco si piensa que va a ocurrir algo en su oficina porque es algo que siempre critiqué y no sería justo que cayera en eso. De repente mi cuerpo cae sobre el sofá de cuero y enseguida lentamente su cuerpo se une al mío. Intento llamar su atención, pero sentir su calidez no me permite pensar, así que disfruto de su cercanía solo por un rato más. Sus manos viajan a mi cuerpo y gimo al sentirlo listo para mí. Lo admito, también lo he extrañado. Pero otra vez la parte racional vuelve a mí.

Inesperado IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora