El tiempo pasó demasiado rápido, las hojas de los arboles se tornaron de unos pigmentos diferentes, entre ellos están el amarillo y el café, en el cual anunciaba la llegada del otoño, para después llegar al invierno, las hojas caían al suelo dejando al descubierto las ramas de aquellos arboles ya viejos, en ellos se notaba como las ramas eran frágiles ante cualquier circunstancia, pronto aquellas ramas estarían cubiertas de gruesas capas blancas y en el entrono se presentarán pequeños copos de nieve. El invierno llegaría, llegaría en el mejor momento tanto para Samuel como para Guillermo. Quizás este sea el mejor invierno para ambos, o tal vez no sea así.
La relación entre Samuel y Guillermo avanzó en zancadas enormes, Samuel le ha contado más secretos de su pasado a Guillermo, pero seguía sin decir la triste y dolorosa realidad. Los días que pasaban juntos eran felices aunque había días tristes, días en el que Samuel se daba a conocer ante Guillermo y este se sumergía en un trance de lágrimas y gritos ahogados, lágrimas que Guillermo quitó del rostro de Samuel haciéndolo sentir mejor.
El pelinegro se levantó de la cama y dirigió su mano hacia el móvil para poder silenciar la alarma, al sentarse en la cama decidió mandarle un mensaje al castaño para invitarlo a su casa a comer y a pasar la noche en esta misma ya que él descansaba por tres días seguidos.
Las respuestas de Samuel fueron rápidas y precisas, a todo decía "sí", apenas el mensaje era enviado por Guillermo cuando en una acción de mili-segundos este ya tenia una respuesta. Podría decirle algunas cosas de un tema sin concordancia y este diría que si.
Al terminar de mandar el último mensaje, Guillermo se quitó las sabanas de encima y se colocó ropa deportiva y salió a la calle a correr.
El correr en las calles de Barcelona en estos tiempos era más agradable para el pelinegro, disfrutaba mas del frío de invierno que el calor del verano. Al llegar al parque este empezó hacer pequeños ejercicios para calentar su cuerpo y así no sufrir de desgarres o esguinces.
Guillermo llegó a casa con un aspecto cansado, su cuerpo y ropa estaban húmedas debido a su transpiración que se genero por el ejercicio matutino realizado. Pronto se quitó la ropa y la llevó al cesto de ropa sucia, y después se metió a ducharse.
Al salir de la ducha el pelinegro se dirigió a su habitación, se colocó una camisa de cuadros rojos y negros, y unos jeans holgados de color azul marino y el cual estos tenían pequeñas aberturas por el largo de la pierna.
Guillermo últimamente ha cambiado su forma de actuar y de vestir, cada día intentaba vestir de diferente manera, probando más looks, quizás Samuel ha influido demasiado en su vida y de cierta manera esos cambios en el eran positivos, y el pelinegro estaría dispuesto a ser feliz con los cambios que tuviera su vida.
Al finalizar de vestirse bajó las escaleras y empezó a realizar los deberes para que la casa estuviera impecable cuando Samuel llegara. La cocina, la sala, el comedor, los cuartos, todo terminó limpio y ordenado.
El timbre sonó alrededor de las dos de la tarde, haciendo que Guillermo fuera a tender la puerta. El pelinegro abrió la puerta y se lanzo hacia la persona que estaba detrás de la puerta.
—Te eche de menos, Sam.
—Disculpa pero yo no soy ningún "Sam".
Al escuchar esa voz se retiró lo más rápido posible, la voz era de mujer y era nada más y nada menos que su vecina Verónica.
—Lo siento, Verónica, y-yo te confundí, l-lo siento.— Dijo Guillermo apenado por lo que acaba de hacer.
—Ya veo, Guillermo, yo solo venia a decirte si no tenias café que me regalases.— Dijo Verónica con un leve sonrojo.
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El chico del antifaz || Wigetta
ФанфикGuillermo decide ir a una fiesta por la noche, todo marchaba a la perfección hasta que toda la gente a su alrededor es asesinada a sangre fría, Guillermo en estado de shock sólo contempla que un hombre con un antifaz se le acerca y después es besado...