El chico del antifaz || Wigetta

DODICI: Odio y miedo

El sueño que tuvo Guillermo fue algo que marco su forma de ver los asesinatos, aquello le provocó miedo y odio hacia aquella persona que vestía con un antifaz, despertando en él deseos de odio y venganza.

El D'caffe Smolt.

El dueño del D'caffe Smolt era nada más y nada menos que Alexander.

Alexander fue un mafioso temido en lo que es la ciudad de Madrid, tras sus grandes fraudes y robos de dinero hacia diferentes compañías terminó preso en la cárcel por más de dieciocho años, al cumplir su sentencia decidió viajar a Barcelona y llevar una vida alejada de ese pasado, llegando a construir una cafetería, el tiempo transcurrió y la cafetería cada vez se hacia más famosa en la ciudad de Barcelona. Llego el punto en el que decidió expandir su mini impresa hacia demás lugares de Barcelona y fue así como construyo otra cafetería, decidió trasladarse a la nueva para mantener el orden y el control, Alexander confía en sus empleados del primer café que surgió,así que decidió dejárselo a cargo a Jimena.

En la vida pasada de Alexander este tuvo varios enfrentamientos armados con distintos grupos mafiosos, eran una minoría en comparación a la mafia de Alexander, él mato gente que él consideraba que debía morir y gente inocente, cometió muchos crímenes de alto grado, pero corrió con la suerte de que la policía de Madrid no observó cada uno de sus asesinatos y fraudes.

Guillermo se dirigía a su trabajo el D'caffe Smolt , los blancos y delgados copos de nieve caían por toda la ciudad de Barcelona, cubriendo de delgadas capas blanquecinas el suelo, la nieve le traía paz a Guillermo, lo hacia sentir más tranquilo.

Guillermo al entrar al café se encontró con su amiga Jimena, empezaron conversando sobre sus acciones realizadas en los tres días de descanso de Guillermo, la conversación se torno amena, tranquila, inclusive Gregory se unió a la conversación. Tras un largo tiempo de charla, Jimena le dio aviso a Guillermo que el día de hoy se realizaría una junta con el dueño del café, con Alexander.

La junta con Alexander está preparada a las 6 de la tarde en el mismo lugar donde trabaja Guillermo. La junta consistía para hablar sobre los avances que a tenido dicha empresa, saber como se encontraban todos sus trabajadores y dar planes o ideas para que el café siga creciendo y generando mayores ganancias.

La clientela del día de hoy era bastante densa, se tenia que empezar a tomar fichas para que las personas se empezaran a sentar cuando se desocupase una mesa.

Guillermo odia estos días, demasiada gente le desespera, se crea un área de estrés laboral y no tolera eso.

La rutina de trabajo por fin se a relajado. Solo era cuestión de limpiar el lugar para dar inicio a la junta con Alexander

Alexander llegó cinco minutos tarde, vestía como el típico norteamericano, lo cual era raro en Europa.

—Hola, chicos.— Dijo Alexander quitándose los lentes y la gorra que llevaba puesta.

Todos pasaron a sentarse en el lobby, primero que nada empezaron a hablar sobre el gran apoyo que tenía el café, pasaron a temas más cotidianos contando como eran sus vidas, como es que Alexander tuvo la idea de el café y demás cosas de su vida.

—Los cite en esta junta para poder hablar sobre lo maravilloso que ha ido el café, y quisiera darles las gracias por todo lo que han hecho por mi, pienso abrir una nueva sucursal.— Dijo emotivo, pues le hacía ilusión poder seguir prosperando en esto del café.

Fiesta.

Todos realizaron una fiesta para celebrar las metas que se estaban cumpliendo, tanto por parte de D'caffe Smolt, como de Alexander.

Alexander se siente mal por no contarle a los chicos su verdadera vida, su vida de mafioso, eso era algo que lo deprimía, pero simplemente dejaba pasar esos pensamientos.

El pelinegro se sentía feliz, poder formar parte de una familia lo hacia sentir mejor, ya que de cierta manera él se quedó solo.

Se sentía feliz, cada día era mejor, la felicidad era cada vez más en él, le agradece a dios, al cosmos, al destino, al horóscopo, a lo que sea, pero simplemente está agradecido por tanta felicidad.

El pelinegro salió al terminar la fiesta, se dirigió a su casa, estaba cansado, el trabajo lo agoto más que la fiesta.

Ya era hora de que la vida le recompensara a Guillermo de manera positiva, desde hace años que no le pasaba algo positivo, hasta que llego Samuel.

Y fue así como Guillermo marchó feliz a casa.

Por otro lado se encuentra Samuel.

Esta tarde ha recibido una llamada por parte de Cristhian.

Cristhian necesita hablar de algo serio, de algo que ocurrió en su pasado, y quería ponerle fin a aquello con la ayuda de Samuel.

Se vieron en la casa en las que las personas eran asesinadas por Samuel.

—He encontrado a un hijo de perra que me hizo bastante daño en el pasado.— Dijo Cristhian tomando asiento.

—Dime, de que se trata.— Samuel imitó los mismos movimientos.

— Se trata de alguien que me dejo en la bancarrota, de alguien que mato a muchos de mis hombres, he descubierto su paradero y con ello su empresa de trabajo.

—¿Y en que quieres que te ayude?.

—Quiero que me ayudes a exterminar a cada uno de sus trabajadores, los quiero ver muertos, uno por uno, me las tengo que cobrar por lo que me hizo.

—¿De quien se trata?.

—Se trata de Alexander, creó su propia mini empresa de café, un café de nombre D'caffe Smolt.

—Vale...

Samuel al oír todas esas palabras se le heló la piel, sus sentidos se fueron al piso, las palabras fueron tan repentinas y sorpresivas que tuvieron un efecto negativo en el cuerpo de Samuel. Ese café es donde trabaja Guillermo.

—¿Es todo, Cristhian?

—Si.

Samuel salió de la casa en shock, Cristhian le había ordenado matar a su chico, le había ordenado matar a Guillermo, Samuel bien sabe que tiene que cumplir, si no, pagara las consecuencias.

Esto era horrible para Samuel, horrible para su vida. Tenia miedo, pues Guillermo lo es todo para él.

En los pensamientos de Samuel solo rondaba el de tener que asesinar a Guillermo.