VENTI: Número inexistente

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Todo cambio. En un par de segundos, todo cambio. Todo se destruyó, la esperanza se fue disminuyendo.

Samuel estaba muy preocupado por el que podría hacer Cristhian, que planes podría hacer para terminar con todo esto.

Siendo las nueve con treinta de la mañana, el castaño despertó, a partir del ataque de Cristian los días ya no serían como antes. Con un gran cansancio, Samuel se levantó de su cama. Empezó a caminar por su habitación, llegó a la puerta y con solo unos pasos más, llegó a las escaleras, cuando empezó a descender, pronto sintió un vacío emocional, un vacío del cual solo existía el frío. Aquel calor que le hacía seguir vivo, desapareció, se fue perdiendo desde que Guillermo se fue de su lado.

Samuel quedó estático unos segundos en el escalón al recordar ese nombre, Guillermo, aquel chico que con tan solo una sonrisa cambiaba el mundo de Samuel. El castaño al recordar el nombre, volvió a su habitación, hoy hablaría con Guillermo. Subió los pocos escalones que había bajado y se adentró a su habitación en busca de su móvil.

Al cogerlo de la mesa de noche, desbloqueó el móvil, se dirigió a los contactos y marcó el número de Guillermo.

—El número que usted marcó, no existe.— Se escuchó la voz de la grabadora a través del altovoz.

Samuel, al escuchar las palabras no existe, su corazón empezó a latir a ritmos bajos, su presión disminuyó, su estabilidad se quebrantó. El móvil cayó al suelo, Samuel no podía moverse, pasando unos cuantos segundos, el castaño coge el móvil y vuelve a marcar el número del pelinegro desesperadamente, pero, al hacerlo, obtuvo la misma respuesta, el número que usted marcó, no existe.

Fueron muchos los intentos que realizó Samuel para obtener una respuesta positiva, una respuesta que sea dada por la voz de Guillermo, pero siempre era la misma voz de una contestadora.

—Esto no va para nada bien.— Expresó el castaño, con un tono de voz vacío.

Después de pensar sobre las circunstancias dadas, Samuel se dirigió a su armario, sacó ropa limpia, se vistió con ella y salió corriendo de su casa, tenía que llegar al D' caffè Smolt rápido.

El día era muy distinto a los demás días de la semana, toda la semana estaba soleado, nubes blancas eran las que adornaban el cielo, las melodías de los pájaros tranquilizaban a las personas, pero este día, este día era oscuro, el cielo se tornaba de color gris, aquellas nubes blancas que hacían calmar la mente, ya no estaban, ahora gobernaban las nubes grises, aquellas que acortan tu respiración y hace que te sientas aterrorizado. Era un día silencioso, solo era capaz de escucharse aquellos truenos que advertían un mal día.

Solo bastó de cinco minutos para que Samuel ya estuviera en la puerta del café, empujó la puerta y el olor a cafeína invadió sus fosas nasales.

Buscó entre todas las personas y encontró a Luzu. Camino hasta él, se posó frente a él y aterrorizado por el bien de Guillermo, habló con él.

—Luzu, necesito hablar contigo, ¿Tienes tiempo?.— Habló Samuel, la ansiedad poco a poco se apoderaba de este.

—Samuel... Eh, si, tengo tiempo, solo deja entregar este pedido a la cocina.— Al finalizar aquellas palabras, Luzu, a paso rápido, se dirigió a la cocina.

Después de entregar la nota del pedido, Luzu se sentó en una mesa del lobby, junto a Samuel.

—Samuel, ¿Qué es lo que pasa?.— Preguntó Luzu al momento en el que se sentaba.

Un trueno sonó, dando inicio a una fuerte tormenta, el sonido de las gotas de agua chocando con el suelo se podía empezar ya a escuchar, las personas empezaban a correr, en busca de un refugio. El cielo empezó a llorar.

El chico del antifaz || Wigetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora