El sol salía, un nuevo día comenzaba.
Hoy era un día muy importante para el café, se abrirían varias sucursales por todo el país, Alexander derrochaba felicidad por su nuevo progreso, sin duda alguna la vida le había dado una segunda oportunidad.
Alexander se encontraba en casa, alistándose para visitar el café en el que trabajaba Jimena y compañía, les dejaría unas tareas y unos avisos para después él poder ir a las nuevas tiendas y poder hacer crecer su empresa.
El rubio se movía por todo su casa muy apresurado, subía las escaleras, las bajaba, las volvía a subir, no paraba de subir y bajar las escaleras, este día lo traía muy loco, quería que fuera perfecto, alistaba sus maletas, buscaba cosas que le fuesen de utilidad para el viaje, en fin, la casa terminó en un desorden por las acciones de Alexander.
El rubio salió de su casa y empezó a caminar hacía el café, las calles estaban muy transitadas el día de hoy. Al estar unas cuantas cuadras de su casa, giró hacía la derecha y se estampó contra un hombre.
—Lo siento mucho, señor.— Dijo el hombre con el que Alexander chocó. Su aspecto físico era de un hombre ya grande, barba canosa, primeras muestras de arrugas en el rostro, pero estaba muy bien cuidado.
El desconocido empezó a acomodar la ropa de Alexander y este se le quedaba viendo.
—De verdad lo siento, señor.
—No pasa nada, todos tenemos accidentes.— Dijo Alexander regalandole una sonrisa a la persona con la que se a estampado.
—Llevo prisa, lo siento.
El hombre se alejaba poco a poco de el rubio y las últimas palabras que escuchó de aquella persona fue "Está listo".
Alexander se llenó de dudas referente a esas palabras, pero decidió no darle importancia y siguió caminando.
Estaba a diez minutos de llegar al café, caminaba un poco más apresurado, el chocar con aquella persona le había hecho perder unos cuantos minutos de su ajustado tiempo. El camino que necesitaba seguir para llegar a la cafetería era recto, sin más vueltas, cruzó una calle y a los pocos segundos volvió a chocar con alguien.
—Lo siento.
Esas fueron las únicas palabras que dijo el señor, para después caminar rápido y desaparecer de la vista de Alexander.
El chocar con dos personas en el mismo día ya no era algo común.
El hombre de cabello rubio seguía caminando, faltaba poco para llegar al café, seguía caminando y sentía miradas. Se giró hacía atrás no había nadie, a pesar de no haber nadie él podía jurar que alguien lo estaba mirando de cerca.
Alexander apresuró su paso para llegar a la cafetería y sentirse seguro. Eso de sentir miradas no le agradaba nada.
Dio unos cuantos pasos y llegó. Empujó la puerta para poder entrar y recibió ese aroma tan característico del café. Se adentró en el café en busca de Jimena. Se dirigió a la cocina y se encontró con Jimena.
—Buenos días, Jimena.
—Hola, Alexander.
—Venía de paso para decirles unas cosa, y también para que realizaran ciertas actividades mientras yo estaré en las otras sucursales.— Dijo Alexander sentándose en una silla de madera.
—¿Qué es lo que nos tenéis que decir?.— Dijo Jimena dejando de hacer su trabajo, poniendo más atención a las palabras de Alexander.
—Como sabes, me iré de viaje por las nuevas cafeterías que serán abiertas en distintos puntos del país, te dejo a cargo de esta. Quiero que sigan así con las ganancias. Regreso dentro de dos semanas. He pensado en remodelar en color y el logo de el "D' caffe Smolt", y quería que ustedes me ayudaran con esta cafetería, claro que se les pagaran por lo que harán. ¿Me ayudarán?
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El chico del antifaz || Wigetta
FanfictionGuillermo decide ir a una fiesta por la noche, todo marchaba a la perfección hasta que toda la gente a su alrededor es asesinada a sangre fría, Guillermo en estado de shock sólo contempla que un hombre con un antifaz se le acerca y después es besado...