El chico del antifaz || Wigetta

VENTIDUE: El chico del antifaz (Finale)

La lluvia no dejaba de caer, las gotas cristalinas de agua eran tan abundantes que impedía a Samuel y Cristhian ver el camino, mientras Cristhian seguía avanzando, Samuel se encontraba a unos cuantos kilómetros atrás de él.

Repentinamente, una luz blanca iluminó todo el cielo, y a los doce segundos se escucho un trueno potente, ocasionando que los animales salieran de donde estaban, de la nada se empezaron a ver diversos relámpagos, irónicamente el día parecía de día siendo de noche, Samuel estaba por alcanzar a Cristhian, unos cuantos metros y estaría cerca de él. Cristhian aceleró más para ganar ventaja y en cuestión de segundos nuevamente los relámpagos hicieron presencia, pero esta vez fue más cercana la presencia, un relámpago cayó disparado hacia uno de los árboles, el tronco se rompió y este cayó en llamas. Este acto fue tan rápido que Cristhian terminó chocando con el árbol. El parabrisas se estrelló y Cristhian se golpeó la cabeza en el volante, segundos después cayó inconsciente.

Samuel aceleraba, rezaba por que Guillermo estuviera a salvo, temía por la vida de su pareja, al seguir recorriendo la carretera Samuel por fin vio la camioneta en la que iba Cristian, se paró unos cuantos metros atrás y tras ver el escenario pensó que se habían salido caminando así que bajó del vehículo rápidamente, este corrió como si no hubiese mañana, llego a la puerta del piloto y con ambas manos abrió la puerta, al ver el cuerpo de Cristian retrocedió unos pasos, lo contempló unos segundos y después con sus manos lo sacó de una manera muy brusca, al tirar el cuerpo, Samuel se asomó atrás de la Camioneta para asesorarse de que Guillermo seguía ahí. Lo vio, vio el cuerpo del pelinegro.

—Chiqui.— Dijo Samuel subiéndose a la camioneta. Su voz era de alivio, pero a la vez de desesperación.

Guillermo vio a Samuel y sus ojos se tornaron cristalinos.

Guillermo solo vio a Samuel unos segundos antes que una fuerza externa lo sacase de la camioneta.

El castaño termino en el suelo de sentón, confundido por lo que estaba pasando, un cuerpo cayó en él y lo empezó a golpear sin parar, después de varios segundos, Samuel se percató que se trataba de Cristhian, el hombre que pensó que estaba muerto ya.

Samuel trataba de esquivar la mayor cantidad de golpes posibles, y llegó el momento en el que Samuel le dio un cabezazo a Cristhian, haciendo que este se quitara de encima, el castaño se paró rápido y corrió hacia él en forma de embestida, su cuerpo impactó con el de Cristhian y este terminó golpeando la camioneta, Cristhian cayó ante el impacto, pero eso no lo detuvo. Samuel se acercó a él, lo agarró de la playera, lo levantó y empezó a golpear la cara de Cristhian.

Cristhian parecía de nuevo inconsciente, sus labios empezaban a sangrar al igual que su nariz. Abrió los ojos, los cuales detonaban furia, pateó el tobillo del castaño y este cayó, Samuel no se dejó, se levantó rápido pero Cristhian lo embistió, ambos terminaron en el suelo, cada uno se daba un golpe, ambos empezaban a cansarse, sus nudillos ya estaban abriéndose y sangrando.

Por otro lado, Guillermo apenas se podía mover, levantó su cabeza y miró por el cristal, vio lo que sucedía, fue entonces cuando empezó a desatarse de manos y pies.

La guerra a golpes no paraba, las heridas se empezaban a abrir más, el agotamiento empezaba a crecer, Samuel tomó a Cristhian de la cintura y lo cargó, empezó a correr sin sentido y tropezó con una cerca, los cuerpos cayeron colina abajo, el cuerpo se empezó a abrir y sangrar, la ropa se llenaba de lodo y de sangre.

Al llegar a un lugar plano, la pistola que traía Cristhian salió rodando unos cuantos metros más, Cristhian corrió hacia ella, pero Samuel lo embistió y no dejo que se acercara a la pistola.

Guillermo al ver que Samuel caía aceleró sus movimientos, al poder desatarse de manos y pies bajó del vehículo, a pesar de estar adolorido del vientre, el pelinegro apresuró sus pasos, al llegar a la cerca este se sentó y con cuidado empezó a descender, primero bajaba las piernas para después, con sus manos, darse soporte.