1 | El comienzo del fin

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Alex

Podría empezar con que me despierto gracias a mi despertador, o que me despiertan los rayos del sol que se cuelan por la ventana.

Hoy voy a empezar antes de eso, un 30 de junio, verano, en la piscina junto a mi amiga Laura.

–¿No sabías que tienes buen cuerpo?–me dijo la nombrada.

–Ya, por eso voy al gym, para verme bien–dije mientras me tumbaba en una tumbona.

–Te daba lo tuyo y lo de tu prima–dice mordiendo al aire.

–Vale, chica perro, eso no va a pasar–le dije echandole agua.

–Ya lo se–me contestó y se tira al agua.

–¿Después vamos al centro comercial que han abierto hace poco?–le pregunté cuando salió del agua.

–Ok, me seco bajo el sol y vamos–dijo mientras me echaba protección solar.

–Perfecto–le dije poniendome unas gafas de sol.

Apareció un chico, rubio, por la puerta de la piscina municipal.

No sabía que le estaba mirando, pero yo si sabía que él me miraba con placer.

Como ya era muy baboso y quería que babease más, me levanté, me quité las gafas, las dejé a un lado de la tumbona y me tiré al agua de cabeza.

Al poco tiempo salí del agua y me tumbé en mi sitio de antes.

–Lo has hecho para que babé más ¿no?–me dijo en un susurro.

–Como me conoces–le contesté en voz alta mientras me reía.

Pasaron dos horas, nos fuimos a comer a nuestro departamento, donde vivía con Laura, me mantenía mi madre rica, no me podía quejar de nada, le decía que no hacía falta, que buscaba trabajo y me lo pagaba yo pero no quería.

Le hice caso, al principio, después me fui a trabajar al Foster's Hollywood y así pagar mi parte de alquiler que compartía con Laura y lo que me sobrase me lo podía gastar en lo que me diese la gana.

Era un buen trabajo, repartía la comida. Una vez volví con agujetas en los brazos por cargar la comida.

Salímos de nuestro departamento y nos subimos a la moto que me regaló mi padre antes de morir, que eso fue el 10 de enero, mi cumpleaños cae el 5 de enero.

–Tierra llamando a Alex–dijo mi amiga chasqueando los dedos delante de mi cara.

–¿A donde vamos primero?–le pregunté cuando aparqué la moto.

–Al inside, allí no me gusta la ropa para mí, pero sí que para tí–me contestó mientras subíamos las escaleras mecánicas.

–Ok, despues vamos a Pull and Bear–le dije sabiendo que es su tienda favorita.

Fuimos al inside y allí compre unas camisetas para el verano super chulas y unos vaqueros negros cortos, después para el invierno me compré unos vaqueros largos grises, y una chaqueta negra, blanca y gris, que me recordaba a las chupas de cuero que tenía en casa.

–Ahora vamos al Pull and Bear–dije con emoción, quería comprarme allí unos vaqueros rotos grises, en el Inside no había.

–Venga–dijo Laura dandome la mano.

A los pocos minutos llegamos.

–Mira, allí estan tus vaqueros–me dijo Laura cuando entramos en la tienda.

Laura es una chica super guapa, si no fuera gay, ya estuviera loco de amor por ella, cabello negro ceniza, ojos verdes, metro setenta, cuerpo de escandalo y más cuando es verano.

Cogí mis pantalones como si fuera lo más valiosos del mundo, y los pagé, solo me quedaban doscientos euros, me compro un juego para mi PlaySatation 4 y ya está.

Esperé a Laura en la puerta y cuando la vi salir, llevaba dos bolsas grandes de ropa.

–Te has llevado toda la tienda–le dije cuando nos pusimos en marcha hacia la salida.

–Ya–dijo como si fuera normal.

–¿Podemos ir al Game?–le pregunté con un puchero.

–Venga, vale, solo porque eres tu–dijo y le dí la mano.

Llagamos a los pocos minutos y vi todas las estanterías de juegos que había en esa tienda, un montón de juegos superchulos estaban colocados de manera que me encantaba.

–Yo quiero el Resident Evil 7–dije mirando todos los juegos.

–Ok, te espero en el mostrador–dijo mientras se iba allí.

Encontré el juego después de buscarlo durante mucho tiempo.

Me encontré con que Laura estaba muy cerca del mostrador, eso significa que hay un tío superbuenorro ahí, si es que no tiene vergüenza la tía.

–Laura, ¿ya estas ligando otra vez?–dije cuando llege al mostrador.

–Callaté–dijo en un susurro muy cerca de mi oído.

–Solo quería...esto–dije cuando ví a la persona detrás del monstrador.

La perfección sí existe.

Metro ochenta y cinco, tez blanca, ojos marrones claros, pelo castaño oscuro como el mío y muy bien vestido.

Lleva una camiseta del Game que se le pega al pecho, unos vaquero negros con un cinturón y lo de más abajo no lo veía.

En cambio, yo iba más informal, camiseta de tirantes blanca con dibujos negros, pantalones tejanos negros rajados un montón y unos zapatos de deporte normales, negros y blancos, de toda la vida.

–Son 59,99 euros, por favor–dijo este.

Su voz me excitó, practicamente.

–Toma–dije dandole los billetes.

–Por donde iba, ¿tienes novia?–dijo Laura sin descaro.

–Soy gay, señorita–dijo mientras reía.

Laura se echó para atrás, y por la desilusión que tenía en la cara me reí con ganas.

–Quedate con el cambio, solo es un centimo, hasta luego–dije cogiendo mi juego.

Dí unos pasos y me dí cuenta que Laura seguía allí.

–Anda, vamos, deja de acosarlo–dije cogiendola de la mano.

Le di una sonrisa de disculpas al dios griego y salimos de la tienda.

–Si es que eres pava–dije riendome.

Al final también se rió ella, le pegé la risa.

–A tí te gusta–dijo mi amiga riendome.

–Atracción–dije mientras andaba.

–Tiene buen culo–dijo mi amiga.

Y que lo digas

Nota del autor:

Es una nueva historia, se me ocurrió porque siempre contratan en el Game a tios bien buenos, y es la verdad.

Comentad y votad la historia.

Gracias.

El chico del GAME © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora