10 | Cero

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Alex.

Estaba tumbado en la cama de mi hermana, había pasado una semana que me había hecho los dos tatuajes, y aquel día tenía pensado salir a surfear.

–Te veo dentro de poco–le dije a Valerie, que estaba recien levantada.

–Vale, te veo luego–dijo ella.

Fuí a mi habitación, y allí me puse una camiseta y un bañador, unas chanclas y mi mono para hacer surf.

Fui a salir de mi casa, cuando veo a Miguel hablando con Mick.

–...voy solo a surfear, quiero que me de la brisa marina de primera hora–dijo Mick a Miguel.

–Hola–dije sacando mi tabla de surf de mi casa, y después cerrar la puerta.

–¿Tu también haces surf?–me preguntó Mick.

–No, voy por la calle con una tabla de surf, para planchar la ropa de los vecinos–ironicé–pues claro.

–Vale, vale–dijo Mick levantando las manos.

–Me gusta salir para sentir la brisa marina–dije yo con una sonrisa.

–Igual, ¿vienes conmigo?–me preguntó.

–Sí, claro, ¿tu vienes?–le dije a Miguel.

–Venga, vale–dijo rindiendose.

–Te esperamos–dijo Mick.

Mick y yo estuvimos hablando de las cosas que nos gustaban, y teníamos muchas cosas en común, como que nos encantaba surfear y hacer deporte, él tenía un piano porque tocaba.

–Ya estoy–dijo Miguel saliendo de su casa, con otra tabla.

–La playa está aquí al lado, no hace falta que andemos mucho–dije yo con emoción.

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Saco mi mono de surf, y me quito la camiseta, haciendo lucir mi tatuaje.

–Que molón–dijo Mick acercandose cuando vió mi tatuaje.

–Sí, a mi me gusta–dije levantando el brazo, para verlo mejor.

–Debe haber dolido–dijo él.

–Ya, y mucho, pero valió la pena–dije con sinceridad.

Terminé de quitarme la camiseta porque no me la había quitado del todo, el bañador me lo dejé y me puse el mono, que me quedaba superbien, lo sabía porque las chicas no dejaban de verme, ni Mick.

–Vamos al agua–dijo Miguel cogiendo su tabla.

–¿Pero qué animos son esos?–pregunté yo cogiendo la mía–¡al agua!–grité corriendo a la nombrada.

Entré al agua, me tumbé en mi tabla, no sin antes sumergirme entero.

Empecé a nadar un poco más hondo y cuando venía una ola, me subí a mi tabla, y dejo que mi cuerpo se mueva con las olas del mar y su fuerza.

Cuando pasó Mick por al lado de mí, chocó las cinco conmigo y yo sigo hasta la arena de la orilla.

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Cuando hice unas cuantas, dejé mi tabla al lado de mi toalla, que estaba debajo de mí, al lado de mi tabla.

Me eché protección solar por delante, por mi torso, ya que estaba boca arriba.

Me puse mis gafas de sol, para que no me diera en los ojos y dejé que las olas me tranquilizaran.

Cuando estuve un raro así, vino Miguel, Mick no había salido del agua. Miguel se tumbó en una toalla que había puesta al lado de la mía.

El chico del GAME © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora