17 | Completamente lleno

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Alex

Fui a abrir la puerta, había llegado de la casa de Miguel y nada más llegar, llamaron a la puerta.

Abrí porque Laura estaba con un chico, se escuchaban sus gemidos que venían de su habitación.

Era Miguel el que estaba en frente de la puerta, en el pasillo.

–¿Me he dejado...?–me cortó.

Pero no me cortó con palabras.

Sino con un beso en los morros.

Estaba confundido, pensaba que él solo sentía afecto hacia mí, cariño amistoso, pero me equivoqué.

Respondí a su beso después de unos segundos cerrando los ojos y siguiendo los movimientos de sus labios sobre los míos.

El beso empezó suave y tierno, y acabó subiendo de tono. La pasión se podía tocar de la cantidad que había en el aire.

Miguel me mordió el labio inferior levemente haciendo que me separe.

–Tenía muchas ganas de esto–dije yo.

–Y yo–dijo sonrojandose.

Le besé esta vez yo y le levanté en el  y aire, dejandole que no pise el suelo, sus piernas se envolvieron en mis caderas. Lo pegué a mi cuerpo, él tenía sus manos en mi cuello y yo tenía mis manos en su espalda, acariciandola.

Entré a mi habitación y cerré con pestillo, en ese proceso nosotros no nos habíamos despegado ni un milimetro, y sentía que mi ropa era un estorbo.

Tumbé a Miguel en mi cama y me subí encima de él, empecé a quitarle la ropa, dejandole en boxers. Miré su notoria erección.

Miguel, que pensaba que era más tímido, me quitó toda la ropa. No llevaba nada encima.

Empecé a dejarle un camino de besos desde su cuello hasta su ingle, donde le quité los boxers.

Subí y empecé a besar a Miguel.

Tiré su boxer por ahí y noté como la erección de Miguel me tocaba el culo.

–¿Quieres seguir?–le pregunté antes de no poder parar.

–Seguro–dijo serio.

Bajé y me metí su polla en mi boca, empecé a chuparla de todas maneras, hasta que Miguel se quitó porque se iba a correr.

–Te toca–me dijo.

En un movimiento, me dejó debajo de él, dejando que me haga lo que quiera.

Empezó chupando mis pezones, donde yo soltaba bufidos.

Empezó a bajar dejando besos hasta una zona donde nadie me había chupado o lamido.

Se metió mi polla en su boca y empezó a lamerla como si fuera una piruleta.

Cuando noté que no aguantaba más, cogí la cara de Miguel y le besé en los labios.

No era un beso tierno, era un beso salvaje y de pasión, cosa que había en todas partes de la habitación.

Miguel

No aguantaba más, por eso, agarré la voluminosa polla de Alex y empecé a chuparla otra vez.

Alex me separó y me metió dos dedos de golpe, haciendo que me doliera el primer minuto, después metió el tercer dedo y cuando me acostumbre, los sacó y abrió el cajon de su mesita.

–No–dije yo–sin protección–dije seguro, solo me iba a acostar con él, y la verdad, era virgen en ese momento–soy virgen, no hay que preocuparse de enfermedades–terminé de decir.

El chico del GAME © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora