8 | ¿Esto es una cita?

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Alex POV:

Notaba como se aferraba a mí, eso cuando arranqué la moto.

–Tranquilo–le dije–estoy aquí–le dije.

Empezó a moverse la moto y salimos del aparcamiento. Notaba como su respiración era irregular, estaba cagado de miedo, como yo al principio.

Quité una mano del bolante, por así decirlo y le apreté las más las manos a mi torso.

Me concentré en la carretera y en la respiración de Miguel, que estaba más calmada, pero me cogía del abdomen con fuerza, no tanta para que me molestase.

Apoyó su mejilla en mi espalda y una corriente de energía recorrió mi cuerpo desde los dedos de los pies, hasta la punta de mi pelo de la cabeza.

–Llegamos–dije cuando estaba aparcando la moto en el aparcamiento.

Aparqué mi moto y le quité el casco con delicadeza a Miguel, no se por qué, después le acaricié un poco la mejilla, pero cuando me di cuenta de lo que hacía aparte la mano.

Me quité tambien el mío y lo guarde en el asiento de la moto.

Até la moto al hierro que hay para aparcarlas con un hierro que para abrirlo necesitas una llave o un martillo y ya podía irme con Miguel a cenar.

–¿Vamos?–pregunté cuando terminé.

–Acabo de superar una fobia–dijo como si nada.

–¿Te refieres a lo de la moto?–pregunté y él asintió–eres muy valiente, yo también tenía esa fobia, la superé con el tiempo, y mirame ahora, tengo moto propia–me encogí de hombros, quitandole importancia.

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–Que pago yo y punto–dije yo comenzando a cabrearme pero con una sonrisa.

–Cobreme a mí–dijo Miguel dando el dinero, cosa que el camarero lo cogió y le dio el cambio, dejo dos euros de propina y nos fuimos.

–De la proxima no te libras–dije yo apuntandole con el dedo mientras tenía una sonrisa en la cara.

–¿Va a ver proxima?–preguntó con un brillo especial en los ojos.

Todos podreis decir que ojos marrones hay muchos, pero esos eran únicos, eran distintos, más vivos que ningunos otros.

–Claro–dije lo obvio.

–Invité yo, por eso pagé–dijo este cuando entramos al aparcamiento.

–También es verdad–dije yo cuando llegamos a mi moto.

Miguel se puso tenso, y se quedo quieto a unos dos metros de la moto.

–Estoy aquí–dije cogiendole de la mano para llevarlo a la moto–nada te va a pasar–dije apretandole la mano.

Saqué los cascos y se lo puse, me puse también el mío y me senté en la moto.

Se subió Miguel lo más lejos de mi posible, a lo que yo me giré, le cogí de la chupa mía que aún llevaba puesta y hice que quedara yo entre sus piernas.

Uff, que porno a sonado eso.

Puse también las manos en mi torso y arranqué mi moto, con una sonrisa en la cara.

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–Mierda, estan dando una fiesta–dijo Miguel cuando abrió la puerta de su casa.

El chico del GAME © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora