Parte 3 Secuestro

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De una patada baja me tiraron al suelo y el chico cayó al suelo, arrastrándose hasta los alfas. Por eso odio el celo...Estos lo cogieron con una sonrisa asquerosa y se encerraron en un aula.

El sudor frío me atacaba y mis rodillas temblaban por el esfuerzo de correr a máxima velocidad. Apoyándome en la pared, logré ponerme de pie y al hacerlo, me encontré con esos ojos, con esos malditos ojos que me atormentaban todas las noches desde la primera vez que los vi.

S- Guillermo.

Tragué con dificultad y retrocedí poco a poco.

S- Tú eres Guillermo Díaz, ¿o no?

Un escalofrío me recorrió de arriba a abajo cuando empezó a avanzar. Me giré con la idea de volver por donde había venido, pero antes de que diese los primeros pasos sentí los primeros escalones incrustarse en mis rodillas. Me había empujado hasta quedar encima de mí, y su mano sujetaba fuertemente mi muñeca girándola en un ángulo doloroso.

W- Quita...de encima...

S- Eres un omega...y aún así le contestas a un alfa. No se si eres valiente o idiota. Deberías quedarte callado mientras trabajo.

W- ¡No me jodas o...!

Mi voz desapareció en cuanto sentí sus labios rozar mi cuello.

W- Ni se te ocurra...

Suspiré cuando dejé de sentirlo y poco a poco noté menos presión en mi muñeca.

S- Sin una marca, perfecto.

Me levantó del suelo y cogiéndome de nuevo de la muñeca me llevó a rastras hasta la limusina que había estado estacionada delante de mi portal hace tres meses.

Me removí todo lo que pude, pero aún así la fuerza de ese hombre era demasiada, así que opté por la otra opción...la peor.

Apretando los dientes cogí todo el impulso que pude y le pegué un rodillazo con todas mis fuerzas en el costado. Eso no se lo esperaba, pero en vez de aflojar su agarre este se incrementó hasta llegar el punto en que no sentía la muñeca.

S- Eres idiota. Sube.

Su voz me heló la sangre. Mi cuerpo se movía por sí sólo, y cuando quise reaccionar ya estaba sentado sobre unos asientos de cuero negro. Era la primera vez que experimentaba la voz, y era completamente horrible. El cuerpo se movía mientras tu cabeza se quedaba en blanco y sentías pavor, casi ganas de llorar. Pestañeé varias veces, froté mis brazos y le miré; estaba sentado en frente, mirándome como si fuese un bicho recién descubierto.

S- No es la primera vez que alguien de tu clase me quiere golpear, pero esta ha sido la primera vez que alguien lo consigue.

"Alguien de tu clase"...Levanté la mirada con el ceño fruncido y le miré directamente a los ojos.

W- Es la primera vez que un gilipollas me secuestra.

Poco a poco fui deslizándome hasta la puerta.

S- No te molestes, puse el seguro. Si eres listo hazme el favor y no grites, nadie hará nada.

Y por mucho que me molestase en eso tenía razón.

W- ¿De qué va todo esto?

S- No tengo por qué decirle eso a un omega. Nos iremos en cuánto esos dos acaben.

¿¡De que va este tío!? Pensé que la sociedad estaba lo suficientemente avanzada como para gente como esta.

S-¿Nunca te han marcado, verdad?

Un omega diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora