Parte 8 Cicatrices

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Notaba cómo mi voz se rompía. Mi cadera y mi cara dolían, al igual que mis brazos. Sentía algo seco por mi labio y mi barbilla. Ignoró mis palabras y me cogió entre sus brazos haciendo el recorrido de vuelta a la habitación.

Mordí mi labio ignorando el dolor y cerré fuertemente los ojos para no ponerme a llorar. Esto era demasiado.

S- No hagas eso, o volverás a sangrar.

W- Qué te importa. Déjame en el suelo, puedo caminar solo.

Me dejó en medio del pasillo gris y empezó a caminar delante de mi sin decir una palabra. Caminé apoyado en la pared, ya que parecía que mis piernas eran de gelatina y mi cadera temblaba a cada paso que daba. Nunca me había sentido tan mal, nunca había sentido asco de mi mismo. 

S- Ahora que lo pienso, tengo que darte de comer.

Fruncí el ceño y miré su nuca con odio. ¿Qué soy, una mascota?

Subimos las escaleras y entré detrás de él a la habitación, yendo directamente al baño para ducharme de nuevo.

S- ¿A dónde vas?

W- Necesito una ducha.

S- ¿Te di permiso para que te ducharas?

W-...¿por que me odias? ¿Que te hice? ¿¡Qué te he hecho yo joder!?

Me derrumbé en frente de la puerta y tapé mi cara entre mis manos.

S- ...Oye...

W- ¡Cállate! No quiero escuchar tu voz, ¡no quiero tener nada contigo! Si piensas venderme hazlo ya...¡prefiero estar con cualquier otro que contigo!

S- ¿No querías volver a tu casa?

W- ¿Y eso que tiene que ver? Haga lo que haga no volveré...y todo es por tu culpa. ¿Por qué yo...?

Oí sus pisadas y cogiéndome de la muñeca me lanzó sobre la cama. 

S- Quieto.

Me tapé con una sábana y me sequé rápidamente una lágrima que había escapado nada más había cerrado la puerta.

No tardó más de dos minutos en volver con una bolsa. Sacó un sandwich y lo lanzó encima de mis piernas.

S- Come.

W- Te dije que no acep...

S- Por el amor de dios, COME.

Noté mi garganta cerrarse. Abrí el paquete del sandwich y empecé a comer sin hacer ruido.

SAMUEL POV

Maldición. Mierda, mierda, mierda. Cogí la bolsa de la cocina y me encaminé a la habitación. No me puedo sentir mal por él...este es mi trabajo joder. Sólo porque me recuerde a aquel niño no puedo...no puedo dejarle ir ahora. No había me había sentido así con los demás. ¡¿Por qué tiene esa cara?! Mientras volvía a la habitación me dieron ganas de llamar a mi jefe y acabar con todo esto, pero recordé mi objetivo e intenté calmarme. Entré y sin mirarle a los ojos le lancé la comida. Me replicó de nuevo y utilicé la voz, no podía arriesgarme a explotar en frente de él. Empezó a comer en silencio y me fui al jardín, no sin antes olvidarme de cerrar con llave para que no hiciese ninguna tontería. Bolt me recibió saltando sobre mis piernas y me senté en los escalones acariciando a ese pequeñajo.

S- Tú eres lo único bueno.

Recordé a todos los hombres y mujeres que se reunieron alrededor del cuerpo de Guillermo y cogiendo una pelota se la lancé a Bolt con todas mis fuerzas. Esta rebotó en el cristal y volvió a mi mano antes de que Bolt pudiese atraparla. Chasqué la lengua y miré el cielo. Estaba a punto de llover. Toqué el centro de mi pecho y no pude evitar una mueca de dolor. La cicatriz me dolía cuando el tiempo cambiaba. Estaba a punto de encender un cigarro cuando oí una voz justo detrás de mi.

Un omega diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora