Parte 42 Sorpresa

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S- Willy...

W-¿Qué?

S-...Quiero que...

Paró de hablar cuando me vio bostezar y me miró con una pequeña sonrisa.

S- Mejor lo dejamos para mañana.

Dijo a la vez que me abrazaba con uno de sus brazos por la cintura y su otra mano seguía acariciando mi cabeza.

No tuve tiempo de replicar...ni tampoco muchas ganas, la verdad, cuando mis ojos empezaron a cerrarse.

W-...Buenas noches.

S-...Buenas noches chiqui.

.....................................................................

A la mañana siguiente desperté sin Samuel a mi lado. Me levanté de un salto y casi caigo al suelo cuando un calambre atravesó todo mi cuerpo. La habitación estaba a oscuras, y mientras pasaban los segundos sentía que me quedaba sin aire. Fui hasta la puerta dando pequeños pasos a causa de los ahora pequeños calambres que aparecían en mi espalda baja cada vez que daba un paso.

Justo parecía que me iba a ahogar cuando llegué a la puerta y la abrí quedándome ciego unos segundos.

W- ¿Samuel?...¿¡Samuel!?

Grité a la vez que me apoyaba en el marco intentando llenar los pulmones de aire.

Pronto oí unos pasos apurados subiendo las escaleras y unas manos en mis hombros.

S- Hey, hey...Willy, mírame....¡Willy!

Abrí los ojos y casi al momento mis latidos se estabilizaron. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y al momento le abracé con todas mis fuerzas enterrando la cara en su cuello. Aspiré su olor y las lágrimas cayeron por mis mejillas.

W- Perdón... perdón...

S- No pasa nada, Willy...No pasa nada. No tienes nada de qué disculparte. No tenía que haberte dejado sólo, lo siento.

Sus brazos me rodearon y su barbilla acabó apoyada en mi cabeza. Quién me iba a decir que unos meses atrás iba a estar así con él.

Me separé lentamente de su cuerpo y me limpié las lágrimas mientras noté cómo él pasaba a mi lado y subía las persianas dejando entrar la luz.

Antes de girarme él puso un albornoz sobre mis hombros.

W- Perdón, aún estoy un poco...asustado.

S- Lo entiendo, en serio. ¿Quieres bajar a desayunar? Aunque ya es casi medio día...

W- ¡¿Qué?! ¿He dormido más de 12 horas?

S- Y con razón. Vamos. ¿Necesitas que te coja?

W- ¿Eh?

S- Para bajar las escaleras.

W- Ah, no, creo que puedo yo sólo, estoy mucho mejor que ayer...

Bajamos las escaleras, yo ayudándome de la barandilla y fuimos a la cocina, donde tomamos un relajado desayuno.

W-...Ahora que me acuerdo...¿qué me querías decir ayer?

Vi sorprendido cómo apretaba los labios y un pequeño y casi imperceptible sonrojo aparecía en sus mejillas.

S- Nada, es mejor dejarlo para otro momento. A parte de eso...

Dijo con rapidez cambiando de tema.

S-...Tu padre está en la cárcel, de eso me he encargado yo. Tu madre está bien, pero no sabe lo que pasa y está cada día más preocupada. ¿Quieres ir a verla?

Un omega diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora