Parte 10 Empresa

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S- Muévete. Te dije que no dormirías en la cama.

Le miré y llevaba una bandeja con comida en las manos. Me bajé de la cama y me eché en la alfombra, mirando el ventanal.

S- En la alfombra tampoco, puede que la manchas. Vete al baño y lávate.

Sentir ese olor y saber que era él el que olía así, era lo que más me dolía. Aunque no lo quisiera, aunque yo quiero alejarme de él y no verlo más...mi otra parte quiere estar con él...ser tratado bien...simplemente estar a su lado. Esto es lo que odio de ser un omega.

Me puse de pie y poco a poco avancé hasta el baño sin dirigirle la mirada. Pequeñas punzadas de dolor hacían que no pudiese caminar bien. Parecía que me atravesaban de arriba a abajo. Cerré la puerta detrás de mi y me metí en la bañera, justo debajo del grifo. Un pequeño gemido escapó de mis labios y caí de rodillas sin evitarlo. Parecía que aún llevaba dentro aquél horrible trasto. Golpeé el suelo de la bañera con todas mis fuerzas repetidas veces, haciéndome daño en los nudillos y en el dorso de ambas manos. Dolía, dolía mucho. Miré mis manos, ahora rojas por los golpes y con fuerza restregué mis ojos para borrar cualquier rastro de lágrimas. Mis muñecas también estaban rojas, y en los laterales había pequeños cortes con unas gotas de sangre. Sangre...Asustado llevé mi mano a mi entrada y la toqué con cuidado...ni rastro de sangre. Suspiré aliviado y me abracé a mi mismo intentando dejar de temblar.  Ni en toda mi vida me habría imaginado en esta situación. Me quiero ir de aquí...quiero regresar con mis padres....Más lágrimas nublaron mi vista y no hice nada para impedirlo. Me desahogué todo lo que quise en esa bañera. No se cuánto tiempo había pasado, pero el agua había llegado al borde de la bañera y yo estaba tan cansado, que mis ojos se cerraban por si solos. 

S- Sal de ahí.

Salté haciendo que el agua se saliese de la bañera y abrí mis ojos por la sorpresa. No le había oído abrir la puerta.

S- ¿Qué? ¿Ahora si me tienes miedo? Ya era hora.

De repente parecía que el agua se había congelado y abrazando mis piernas intenté entrar en calor.

S- Sal de ahí, tengo que trabajar y esta vez tengo que llevarte conmigo. Si no estás listo en 10 minutos olvídate de comer por el resto del día.

Salió dando un portazo y mis temblores se detuvieron. ¿Iré con el al trabajo? ¿De qué iba esto? Salí de la bañera con cuidado y me sequé con la primera toalla que cogí, que era lo bastante grande para cubrir mis piernas y cintura. Salí, y me lo encontré ajustándose un reloj a la muñeca. Estaba seguro de que con lo que valía ese reloj podrían comer tres familias felizmente. 

S- Ponte eso.

Sin mirarme, señaló la cama y me encontré con ropa interior, unos jeans, una sudadera negra y unos playeros.

Fui hasta la cama manteniendo toda la distancia posible de él y me puse en cero coma la sudadera, pero los boxers, los pantalones y los playeros habían sido la parte más difícil, ya que cualquier movimiento en esa parte venía acompañado de un pinchazo fuerte que conseguía doblarme.

S- Ponte la capucha, y no te la quietes hasta que yo te lo ordene. 

W- ¿Por qué tengo que ir contigo?

No me contestó, en cambió salió de la habitación y me hizo unas señas para que lo siguiera. Salimos por la puerta principal y nos metimos en un coche con ventanas polarizadas. Era más grande que el de la última vez, y no reconocí al conductor. 

Le iba a preguntar algo, pero viendo su cara decidí que era más sensato mantenerse callado. Tenía el ceño fruncido, y miraba el portátil sobre sus rodillas como si quisiera matarlo a la vez que tecleaba con rapidez, casi hundiendo las teclas.

Un omega diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora