Levanté mi brazo y dirigí mi puño a su cara, pero él lo interceptó y cerró su mano alrededor de mi muñeca herida. Grité de dolor y mi vista empezó a volverse borrosa.
L- ¿Ves lo que ganas por hacer el tonto?
Apretó aún más su mano alrededor de mi muñeca y sentí cómo sus uñas se clavaban en las heridas que aún estaban abiertas.
W- ¡Para! para...
Mi ojos se cerraron poco a poco y lo último que vi fueron sus ojos y su sonrisa.
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L- Vilg.
Alguien...
L- Vilg.
Alguien estaba...
Abrí mis ojos de repente cuando algo frío tocó mi mejilla.
L- Por fin.
W-...¿Qué...? ¿Donde estoy?
L- Estás en casa.
Fruncí el ceño y me levanté dispuesto a alejarme de él, pero mis piernas no respondieron y acabe tirado en el suelo.
L- La droga aún está en tu cuerpo, no te esfuerces.
W- La droga...¿¡Qué me diste!?
L- Sólo fue un sedante. ¿Quieres vomitar?
W- Ya vale...no quiero nada de ti.
L- Qué mal, pensé que Samuel te había entrenado mejor. Ni siquiera evitas mirarme a los ojos.
W-...
L- Ya que no puedes caminar, vamos a aprovechar la oportunidad.
Me cogió de la cintura y me impulsó tirándome a un sofá.
L- Desnúdate.
W- Qu..
L- Dije que no te pegaría, eso fue cuando pensé que sabrías comportarte mejor. Creo que un poco de disciplina no te irá mal.
W-...
L- A qué esperas.
W- Espero a que te pudras.
Él sonrió y lentamente su mano se posó en mi mejilla.
L- Respuesta equivocada.
Por un momento pensé que me había abierto la mejilla. El dolor de la bofetada se extendió rápidamente y mi labio empezó a sangrar, manchando la camisa.
L- Si no te desvistes, cuando acabemos no quedará ni sombra de lo que era tu cara, así que te aconsejo que no me desobedezcas.
W- ¿Piensas que soy...tan débil como para no aguantar una paliza?
L-...Tienes cojones crío...pero haciéndote el valiente no vas a conseguir nada.
Así comenzaron los golpes, uno tras otro durante minutos u horas, hacía bastante que ya había perdido el sentido del tiempo. Sus golpes cada vez dolían menos, creo...que me estaba quedando sin sensibilidad. Mis ojos se cerraban poco a poco. Su figura se difuminaba hasta que ya sólo se podía distinguir una sombra enorme sobre mí.
L- ¿Ves lo que me haces hacer?
Se apartó de mí y giré la cabeza para escupir un poco de sangre, es un milagro que ningún diente me haya saltado...
L- Vendrán a lavarte, estás asqueroso. Dormirás aquí hasta que dejes esa actitud, pero no creas que he acabado contigo. Volveré mañana.
Oí el sonido de la puerta y por fin pude cerrar mis ojos.
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Un omega diferente
Fiksi PenggemarLa sociedad ha avanzado en la última década y los omegas ya no están tan reprimidos. Pueden estudiar, y a pocos se les obliga a casarse. Guillermo, o como sus padres lo llaman, Willy, está estudiando una carrera. Casi no tiene problemas por no ten...