Capítulo XI Juramento

1.6K 135 8
                                    

Capítulo XI
Juramento

La estancia se encontraba iluminada por la intensa luz dorada proyectada de la chimenea y el crepitar de la leña era el sonido de fondo que amenizaba el lugar.

El vampiro se encontraba sentado en un elegante Chesterfield rojo, con una pierna cruzada sobre la otra y un brazo sobre el soporte del sofá. Con mirada impasible observaba como la copa que tenía enfrente era llenada.

Físicamente era un hombre alto, esbelto y de piel aceitunada. Aunque vestía sencillamente con una camisa de manga larga color vino con los primeros botones sueltos y pantalón negro; su elegancia era delatada en cada uno de sus movimientos; los cuales no eran forzados sino que fluían con la total naturalidad que da la estirpe y los años. Aunque no es que se tratara de alguien mayor, de hecho su apariencia era la de un hombre joven y sumamente apuesto en sus facciones gráciles y finas.

Sus labios ligeramente gruesos, su nariz simétrica y sus ojos semi rasgados con los iris de un hermoso y frio verde, jugaban en total armonía con su pelo negro, largo casi hasta la cintura y que llevaba recogido en un coleta en la nuca mientras que algunos mechones caían sobre su rostro y lo enmarcaban.

Sin duda cualquiera que lo viese quedaría cautivado por su belleza y porte. Era un vampiro, sí, pero también era más que eso; se trataba de un sangrepura y su aura le delataba.

El hombre que llenaba su copa también era un vampiro, pero su nivel era inferior. Cuando hubo terminado su labor, miró al sangrepura y retrocedió un paso aguardando expectante su reacción.

El sangrepura, con un movimiento lento pero sumamente elegante, acercó la copa a su rostro y aspiró el aroma que desprendía el contenido color carmesí. Una sonrisa se dibujó entonces en sus labios y luego bebió parte del contenido. Después, de la misma forma, dejó la copa sobre la mesa.

- ¿Qué le parece mi señor? - preguntó el hombre sonriendo con algo de nerviosismo.

- Ha mejorado mucho. - respondió con un tono de voz suave y un tanto frío.

- Hicimos todos los ajustes que nos ordenó y estamos seguros que el efecto durará más tiempo. Al menos creo que será mejor aceptado que esas insípidas tabletas.

- Ya lo creo, será un buen producto.

- Me alegra que haya sido de su gusto.

- No dije que fuera de mi gusto, dije que había mejorado y que será un buen producto para sacar al mercado, pero aún está lejos de lo que yo deseo.

El hombre experimentó un tic nervioso en el rostro, el cual trató de contener y ocultar inclinando un poco la cabeza; sin embargo su voz evidenció su nerviosismo cuando volvió a hablar.

- Mi... mi señor, es... es difícil reproducir la sangre real. Puede... contener la misma estructura... pero la sangre de cada humano y vampiro es diferente... debido a la esencia del individuo.

- Lo sé - dijo ignorando por completo la reacción de su subordinado - sin embargo eso también tuvo una solución. Así que continúa usando eso. Ahora retírate.

El hombre, aliviado de poder marcharse, hizo una pronunciada reverencia y abandonó el despacho cerrando la puerta tras de sí.

Al quedarse solo, el vampiro no hizo ademán de cambiar de posición y sólo movió suavemente la copa sobre la mesa, haciéndola girar un poco con sus largos y finos dedos. En su mirada, hasta hacía un momento fría, se reflejaba un ligero destello de luz y de anhelo.

Después de un rato, lanzando un profundo suspiro, se puso en pie con la copa en la mano y caminó hasta la ventana desde donde podía verse la luna brillando sobre un oscuro valle.

AL FINAL DE LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora