Capítulo L Desesperación

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Capítulo L
Desesperación 


 

A esa distancia la luz que provenía de esos grandes lobos plateados resplandecía con fuerza; y las ramas que se retorcían y entrelazaban mientras destruían el castillo sin piedad, los hacían parecer vivos.

La energía que sentía era abrumadora e incluso siendo él un sangre pura, por un momento sintió temor de tanto poder. Su corazón latía con tanta fuerza que podía escuchar el pulso en sus oídos. Zero era lo único en lo que podía pensar. Parte del poder que sentía pertenecía a él.

¿Desde cuándo tenía tanto?, mejor dicho ¿Por qué tenía tanto poder?

Aunque no deseaba pensar en eso, sentía como si Zero le hubiese estado ocultando cosas. Le dolía sentir que no le tenía la suficiente confianza. Le dolía saber que pese a todo, el amor que sentía por él no era suficiente todavía. Pero ante todo le dolía estar lejos de él, saber que estaba en peligro y no poder hacer nada. En verdad era muy doloroso; porque él, él era capaz de hacer cualquier cosa por Zero. Y ahora que miraba ese despliegue de poder y sólo podía sentir en esos lobos la necesidad de eliminar a cualquier vampiro, sentía también que estaba perdiéndolo.

Un nudo se formó en su garganta y cerró los puños con fuerza. Él aún no estaba dispuesto a darse por vencido. Miles de años habían tenido que pasar para poder conocerlo, para poder amarlo. No, no podía perderlo.

Al instante comenzó a desplazarse a gran velocidad entre los árboles cuyas ramas se agitaban a su paso a causa de la energía que desprendía. Aquella escena en la lejanía se apreciaba con claridad pero eso no significaba que el lugar estuviera cerca.

Continuó avanzando en medio del bosque, el viento golpeaba su rostro y el cielo rugía con fuerza al tiempo que iluminaba la oscuridad. Lo lúgubre de esa noche representaba lo que  anegaba su corazón.

“¿Zero?”

“¿Ummm?”

“¿Te arrepientes de lo que sucedió?” 

“¿Quisieras que lo hiciera?”

“Sabes que no”

“No, no me arrepiento”

“Me alegro… Zero, te quiero… Te quiero y deseo que aceptes ser mi amante para siempre… deseo que estés a mi lado por el resto de nuestra existencia”

“¡Vaya propuesta!, ¿no crees que es muy precipitada?”

“Llevo toda una vida esperando por ti, para nada es precipitada para mí. Estoy dispuesto a hacer lo que me pidas, soy tuyo Zero, acéptame”

“Idiota… ¿no lo he hecho ya?” 

Con el corazón oprimido, Kaname recordaba aquello cuando un fuerte sonido resonó en el bosque y un dolor le escoció el hombro derecho. Era un dolor que sabía sólo podía producir una cosa. Un arma de cazador. Se detuvo y se giró hacia donde sus sentidos le indicaban.

A cierta distancia, un hombre de pelo negro corto y ojos oscuros le apuntaba con un rifle. Era un cazador, y no estaba solo; muchos más lo acompañaban y portaban armas también.

Se tocó el hombro y luego miró  sus dedos, estos estaban manchados con su sangre y como era de esperar, no sanó con la misma rapidez con que lo haría normalmente.

-   Ustedes… - Kaname frunció el ceño molestó y sus ojos brillaron en carmesí.

-   Hola Kuran. Hemos venido a saludarte – Dijo el pelinegro que le había disparado y que él reconoció como Saya Naoto, el cazador que participó en el ataque y secuestro de Zero hacía meses y que logró escapar de él.

AL FINAL DE LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora