Capítulo LII Al final de la noche Parte II

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Capítulo LII
Al final de la noche
Parte II

 

Kaname apretó el arma con fuerza contra su pecho en un abrazo desesperado y comenzó a llorar.

Tanto Ichijou como Aidou se estremecieron. Jamás habían visto a Kaname así, él siempre mantuvo su estoicidad en todo momento. Ni siquiera cuando Yuuki o sus padres, lo vieron tan destrozado. Pero ahora, ahora parecía tan frágil.

Kaname continuó llorando por largo rato. Ambos eran sus amigos, o al menos eso era lo que sentían, y sin embargo no sabían de qué manera acercarse y consolarlo; si es que en este mundo pudiese existir la mínima posibilidad de que el dolor por la pérdida de Zero pudiese ser sanado. Sin embargo, ellos sabían que eso era imposible; así que simplemente optaron por mantenerse en silencio.

Pero no sólo era Kaname; también Kaien estaba sufriendo. En un momento dado, ellos fueron hasta él para darle la noticia, pero Kaien, que se encontraba sentado sobre la nieve con el rostro oculto entre sus brazos, ya había estado llorando; e Ichijou comprendió que él sabía, desde que llegó a allí, que Zero se había ido.

-   Lo siento mucho Cross-san – Dijo con pesar. El cazador al escucharlo levantó el rostro hacia él y lo miró a los ojos.

-   Ichijou-kun - dijo con la voz ahogada – Yo perdí a una hija…y no tuve un cuerpo para llorarle… pero de ella conocí su decisión antes de que la llevará acabo… y aunque intenté convencerla de que no lo hiciera, no pude… pero, aun así, al menos me despedí de ella. Y ahora pierdo a otro hijo y a él no pude decirle… - Se le hizo un nudo en la garganta y no pudo continuar.

-   Cross san… yo quisiera que esto no estuviese pasando… Kiryuu-kun, él…

Kaien le dedicó una sonrisa triste a Ichijou; por lo que éste guardó silencio. Luego levantó la vista y miró hacia donde se encontraba Kaname. Entonces se puso de pie con dificultad e intentó llegar hasta donde estaba el sangre pura. Sin embargo, apenas dio unos pasos perdió el equilibrio. Aidou se apresuró y lo sostuvo a tiempo para que no cayera al piso, pero para entonces el cazador ya había perdido el conocimiento.

-   Está agotado… - dijo - hay que llevarlo a un lugar cálido o enfermará…

-   Tienes razón – Ichijou se acercó y posó la palma de su mano sobre la frente del director.

-   Quédate con Kaname-sama, Ichijou, yo lo haré…

-   ¿Estás seguro?

-   Si… además no hay nada que yo pueda hacer. Quise quedarme porque en verdad creí que podía ayudarlo; pero ahora me doy cuenta de que lo que dijiste es verdad… Así que si él… si él decide... dile que no se preocupe; que haremos todo lo posible para lograr la coexistencia y que haya paz…

-   Hanabusa…

-   Díselo por favor.

-   Lo haré.

Ambos vampiros se miraron a los ojos por un rato y luego Aidou tomando a Kaien decididamente, se marchó.

Cuando el noble quedó fuera de su visita, Ichijou se volvió hacía Kaname, quien seguía llorando; y luego miró hacia el cielo. Nuevamente delicados copos de nieve comenzaban a caer. Su mirada se entristeció y cálidas lágrimas bañaron sus mejillas; y sin intervenir y respetando el dolor de Kaname, se quedó como su guardián, observando y vigilando a una distancia prudente.

Kaname lloró, maldijo, golpeó el piso y llamó una y otra vez a Zero de mil maneras distintas; y después, simplemente se quedó en silencio, sin moverse. Pero cada acción y cada palabra, provocaban dolor en Ichijou.

AL FINAL DE LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora