CAPÍTULO XXXI Confiar

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 CAPÍTULO XXXI
Confiar

 

El sol acababa de ponerse en el horizonte y la suave briza agitaba su pelo y gabardina, mientras percibía el sutil aroma a sal proveniente del mar.

Caminaba a paso regular por aquella calle costera. De vez en cuando miraba a su izquierda. A varios metros de distancia las suaves olas grises se mecían sobre la arena de la playa. Humanos paseaban lentamente por la orilla o permanecían sentados en la arena.

En tanto intentaba no llamar la atención, algo que resultaba un poco difícil dada su condición de vampiro y su apariencia, comprobaba que no era seguido; después de todo, se suponía que debería estar de camino a la academia ahora mismo.

Ante la atenta mirada de un par de jovencitas, bajó las escaleras y se internó por una calle empedrada y solitaria en dirección a los muelles.

Así, minutos después, finalmente llegó hasta el lugar fijado. Se detuvo y miró la enorme puerta de metal de la bodega. Instintivamente comprobó la presencia de la Bloody Rose en el interior de su gabardina y la de Artemis en su espalda baja fijada a su cinturón.

Nadie lo sabía. Pero llevaba meses entrenando con esa arma. Al principio Artemis lo había rechazado y por eso la había guardado y sólo algunas veces, cuando pensaba en Yuuki, la sacaba de su caja. Pero no hacía mucho, un día sin más lo aceptó; y adoptando su forma real le permitió usarla. Artemis que era el arma de Yuuki, ahora también era suya y para este encuentro creyó necesario traerla consigo.

Liam Eyre quería mostrarle su investigación como tal y él sabía que era preferible acudir solo; de lo contrario el sangre pura creería que no confiaba en él. No sabía si el vampiro le había tendido una trampa. Pero si así era. Esas dos armas serian de gran ayuda.

Inhalando profundamente se encaminó decididamente hacia la puerta y con un movimiento firme la corrió. Un sonido sordo hizo eco en el interior.

Las luces se encontraban ya encendidas por lo que avanzó alerta entre unas altas hilera de  tarimas. Cuando llegó al centro de la bodega observó lo que parecían dos cubos grandes cubiertos por lonas y a la derecha, sentado en unas tarimas estaba el sangre pura. Quien, pese a que se había retirado la gabardina y el saco y se había arremangado la camisa, despedía ese aire puro de elegancia, igual que Kuran. A su lado, formal e impecablemente vestido de traje, estaba parado Shion.

Zero, rápidamente haciendo a un lado esas percepciones, intentó comprobar la presencia de más vampiros en el lugar. Había una docena; seis estaban bajo aquellas lonas, el resto estaba cerca.

¿Una trampa?

La aparente situación lo hizo ponerse mas alerta mientras miraba impasible a los dos vampiros frente a él.

-   Buenas noches… lamento la demora.

-   No hay problema Kiryuu-san. De hecho está sobre la hora. Nosotros somos los que hemos llegado un poco antes…

Liam sonrió amablemente. Hacía días que no veía al cazador. Pero pese a la necesidad que sentía por verlo, tenía que hacer los preparativos para su puesta en escena. Tenía planeado pronto levantar el telón para que el joven finalmente fuera sólo suyo.

-   Bien; supongo que entonces podemos empezar…

Zero lo sacó de sus pensamientos y él suspirando se incorporó.

-   Tiene razón… ¿Shion?

Ante el llamado, joven vampiro se dirigió hacia aquellos cubos cubiertos, al instante que aparecían dos vampiros más que ayudaron a retirar las lonas. Entonces Zero pudo darse cuenta que bajo éstas, lo que había eran dos jaulas. Los vampiros que estaban dentro parecían seminconscientes y ante la repentina luz se agitaron un poco.

AL FINAL DE LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora