Capítulo XXVII Memoria

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Capítulo XXVII Memoria

             

No podía distinguir dónde se encontraba ya que a su alrededor se elevaba una espesa bruma blanca que muy lentamente iba disipándose.

Estaba sólo y desorientado, pero por alguna razón sabía que había un lugar al que tenía que volver, así que comenzó a caminar sin rumbo.

Repentinamente los latidos acelerados de un corazón hicieron eco en el lugar y, posteriormente también lo hizo el sonido de una cálida voz. Supo al instante que amaba esa voz. Aunque no recordaba a quien pertenecía, aun así sabía que la amaba, algo en su interior se lo decía. ¿Yuuki?, ¿Ichiru?, ¿Su madre? ¿Su padre?... ¿Por qué no podía recordar de quien se trataba?

-   “¿Zero?...”

Lo estaba llamando.

-   “Lo siento, pero no lo haré. No te dejaré. Puedes golpearme, odiarme, herirme, lo que desees…”

Las frases formadas, aparentemente inconclusas, resonaban en el lugar. ¿Quién era?

-   “Yo no volvería a hacerte daño nunca…”

-   “Vas a estar bien…”

-   “Zero…” 

-   ¿Quién eres?, por favor dime dónde estás –. Llamó con esperanza; sin embargo no obtuvo respuesta. 

-   “Me gustaría no seguir manipulado tus recuerdos. Desearía no tener que arrebatarte nada más…”

-   “Zero…”

Quería encontrar a esa persona; lo estaba llamando. Si amaba su voz, sin duda le amaba a ella.

Dio un par de pasos más y de pronto sintió como el piso bajo sus pies se rompía y luego comenzó a caer.

Al abrir los ojos su vista se encontraba borrosa, tenía náuseas y una sensación de debilidad lo embargaba. Aun así podía escuchar voces y ruidos de pasos amortiguados y lejanos. Al frente apenas podía distinguir lo que parecía ser una lámpara de techo.

Oh si, recordaba esa lámpara, él había ayudado a su padre a instalarla. A su madre le había gustado mucho.

-   Está muy mal Cross-san, no creo que sobreviva.

Sintió un ligero estremecimiento al escuchar esa frase. Aunque lo había parecido, los dueños de aquellas voces en realidad no estaban lejos, estaban justo a su lado y ahora él parecía ser el centro de su atención.

Quiso girarse para mirarlos; pero entonces se dio cuenta que no podía, es más, su cuerpo no le respondía.

-    No digas estupideces vampiro. Además ¿Qué diablos haces tú aquí?

Ese era su maestro. Aunque no lo viera, estaba ahí. Podía reconocer a la perfección su voz.

-   Yagari-kun, por favor. Kaname-kun está colaborando.

Ese sin duda era Cross-ojisan. Pero ¿Quién era Kaname? El nombre le sonaba de algo, pero no lograba recordar de qué.

-   ¿Exactamente en qué diablos está colaborando?, esa mujer ya se largó y se ha llevado a Ichiru a saber dónde y para qué; y ya deben estar muy lejos.

¿De que estaban hablando?, ¿Ichiru?, ¿Qué mujer?

La extraña sensación de estar flotando comenzó a hacerse más notoria, al punto de sentir que pronto se desvanecería completamente en el aire. Estaba tan cansado, tanto que no podía siquiera pensar con claridad.

AL FINAL DE LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora