Capítulo XLVIII Sacrificio

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Capítulo XLVIII
Sacrificio

Al sentir la presencia de Zero cada vez más cerca del castillo, inesperadamente su corazón comenzó a acelerar sus latidos y el tiempo repentinamente pareció alentarse. Mirando a su costado, con un movimiento lento y elegante que no disimulaba en nada el temblor que la excitación estaba causando en él, tomó uno de los lirios blancos del florero que tenía cerca y se lo llevó a los labios; entonces sonrió abiertamente.

-   Después de tanto tiempo esperándote, finalmente ha llegado el momento…

Salió nuevamente a la terraza y se recargó en uno de los pilares. El viento agitó su cabellera al instante haciéndola ondear hacia el frente. En el valle las tropas comenzaban a alejarse poco a poco pero él estaba más concentrado en el cazador que venía a él. Dentro la servidumbre hacía los arreglos pertinentes para su llegada.

Levantó la vista hacia el cielo, el cual, ajeno a su alegría retumbaba sonoramente de manera amenazadora y se iluminaba por los relámpagos cada vez más continuos mientras las primeras gotas de lluvia comenzaban a caer y mojaban su rostro. Sonrió de nueva cuenta y volvió a llevarse el lirio blanco a los labios; sin embargo, antes de tocarlos una nueva oleada de viento lo arrancó de entre sus dedos, deshojándolo y arrastrando los pétalos al precipicio y perdiéndolos en la oscuridad. Él simplemente se quedó mirando aquella escena inexpresivamente, pero cualquier pensamiento que se hubiese creado al respecto, no tuvo tiempo de surgir pues repentinamente la presencia de Zero y de sus acompañantes fue totalmente clara y le hizo mirar hacia los pies del castillo.

  

[…]

Mientras ascendían cautelosamente por la ladera, una ráfaga de viento golpeó con fuerza contra él e instintivamente le hizo levantar el rostro. El castillo se encontraba cada vez más cerca. Ésta sin duda era la manera más sencilla de acceder hasta allí ya que el terreno escarpado rodeándolo imposibilitaba otros accesos. Aunque tampoco era como que en este momento ésta también fuera la manera más segura, de hecho, estaba lejos de eso; pero era menos tardada; y ¿para qué hacerse tontos?, no iban a realizar un asalto. A estas alturas el vampiro sin duda estaba más que enterado de su llegada que daba lo mismo llegar de frente o no.

A cada paso que daba era más consciente de la presencia de la Bloody Rose en su costado y podía darse cuenta que los otros también lo eran de sus propias armas. Kaito movía de vez en cuando su mano cerca de la empuñadura de su katana y Yagari llevaba su escopeta sobre su hombro y miraba disimuladamente a su alrededor. En su condición de vampiro y teniendo sus sentidos más alerta que nunca, podía escuchar los latidos del corazón de ambos. El de Kaito latía más aprisa que el de ellos; sin embargo él sabía que nada tenía que ver con ser atacados sorpresivamente, sino más bien al hecho de que a cada paso que daba estaba más cerca de Ichijou.

Zero cavilaba en esto cuando de pronto múltiples presencias aparecieron de la nada. Kaito al instante extrajo su arma de la saya y se puso en guardia de espaldas a él. Yagari lanzó lo que pareció ser una maldición y poniéndose de espalda contra ellos también, apuntó con su arma hacia el frente.En un abrir y cerrar de ojos se encontraban rodeados por docenas de vampiros. Sus ojos brillando en carmesí revelaban sus posiciones exactas en el piso y entre las ramas de los árboles; sin embargo él no hizo ningún movimiento y se mantuvo impasible sin desenfundar su arma.

AL FINAL DE LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora