IDFC ~ Jikook.

14

-¿Jeon Jungkook? -dijo la inspectora entrando a mi salón- se retira.

Mi hora ha llegado.

Puto Jimin.

Los chicos se habían preocupado por mí. Entre todos habían hecho una colecta para comprarme un té. Aunque no sirvió de mucho porque seguía sintiéndome como la mierda fue un lindo gesto.

-¿Te vas? -preguntó Taehyung, el otro enfermo que estaba recuperándose a base de sopas de pollo.

No quería irme aunque en estos momentos esté muriendo. No quería ver a mi tía con una cara de culo, no quería llegar a casa temprano para escuchar sus infinitas quejas hacia mí.

Te odio, Park Jimin.

Me puse de pie y colgué mi mochila al hombro. Me despedí de ellos de palabra. Estaba muy cansado como para estirar mi mano o darles un mini abrazo.

-¿Estarás en tu casa? -me preguntó Yoongi Hyung. Asentí- quizás pase a ver como sigas

-¡No! -exclamé de inmediato- digo, no es necesario... solo necesito descansar y si vas no lo podré hacer.

-así es -dijo Taehyung golpeando la cabeza de mi Hyung- desconsiderado.

Esa paliza fue la clave para que se pusieran a discutir y ni cuenta se dieran de que salí.

Me dirigí con bastante desánimo hasta la entrada de la escuela en dónde estaría mi tía esperándome lista para regañar mi posible resfrío.

Pasé por el umbral. No había señales de mi tía por ninguna parte ¿Se arrepintió y se fue de inmediato?

Me dirigí hacía el portero que estaba pendiente del televisor que tenía allí.

-disculpe, creo que hubo una equivocación -me acerqué al mesón- dijeron que venían a buscarme, pero no hay nadie aquí.

-seguramente lo están esperando afuera -me contestó sin darse vuelta.

¿Dónde está la seguridad de esta institución? Algún día alguien morirá por esa seguridad.

Salí del recinto. Ahora si vería a mi tía  y recibiría el reto del año por enfermarme.

Me encontré con una figura femenina que no cambiaba a pesar del paso de los años. Seguía con el pelo castaño, delgada y pequeña, quizás se le habían sumado una que otra arruga, pero eso no cambiaba su angelical cara.

Junto a ella a cabellera rubia que me había traicionado. Ambos estaban tan pendientes de su conversación que ni cuenta se dieron cuando salí.

-Deberías quedarte aquí estudiando -dijo su madre- el que está enfermo aquí es él, no tú.

-¿Y? Es mi amigo, es mi deber cuidarlo. Aparte por como lo vi dudo que te lo puedas llevar sola.

Es mi amigo, es mi deber cuidarlo.

-Para algo existen los autos... te consigues la materia eh ¿Me escuchaste? No quiero que te vaya mal.

-Me irá bien, mamá... Relájate un poco.

-Jimin, por poco repites el año pasado, no quiero que pase de nuevo. No sabes lo preocupada que estuve.

-Y no pasará,  en serio.

¿Jimin yéndole mal en la escuela? Eso era nuevo. Quizá le costaba un poco, pero de todas formas tenía un buen promedio.

Me acerqué un par de pasos más cuando su conversación terminó en silencio. En cuanto ella me vio empujó a su hijo hacia un lado para abrazarme.