De amor y tormento #2 "De amor y soledad".

Epilogo

Un destello hizo que Alfredo girara la cabeza y se quedara con la copa de champagne a medio camino, mientras que frente a él una mujer bajaba una cámara profesional y lo mirara a los ojos.

—Vaya, vaya Milagro... el mundo es un pañuelo.

—¿Qué hace aquí? —preguntó ella.

Alfredo sonrió.

—Bueno si miras la pajarita en mi cuello y el caro traje Armani podría decirse que soy parte del cortejo del novio.

Ella murmuró una maldición y Alfredo hizo un mohín.

—¿Esa boca pertenece a una señorita?

—Métase en sus asuntos.

—Es la boda de mi mejor amigo, creo que esto es asunto mío.

—Oh no... dígame que usted no es el famoso general de división del que siempre hablan...

Alfredo sonrió.

—Si, nena... soy ese mismo. Alfredo Otero —hizo como si se bajara el ala de un sombrero imaginario— a su servicio, señorita.

Miracle lo miró anonadada, cada vez que ese hombre le sonreía era como si una a una, las promesas que había hecho de no volver a amar jamás a nadie, se cayeran o volaran muy lejos.

Y no se lo podía permitir.

—¿Va a cenar conmigo alguna vez, señorita Phillips?

—Yo creo que ya conteste esa pregunta —dijo dando un paso hacia atrás para marcharse, pero Alfredo la detuvo tomándola delicadamente del brazo.

—Me marcharé a Argentina en un mes, no quiero irme sin haber cenado contigo, precioso milagro...

—Tengo que trabajar...

—Dame una oportunidad.

—¿Para qué? Para ser otro fuelle roto en su caro colchón, señor Otero? —se llevó la mano al puente de la nariz y conto hasta tres—. Mire, no cenaré con usted, nunca ¿comprende?

—Nunca digas nunca Milagro... soy un tipo encantador...

—Eres un patán, además de cargoso y arrogante.

—Te espero después de la fiesta en la entrada de servicio, solo será un café.

—¿Por qué te intereso Alfredo? —le preguntó cuando él estaba un paso detrás de ella, ambos se giraron y se miraron a los ojos— ¿por qué quieres tomar un café conmigo? ¿Por qué tanta insistencia?

Alfredo le sonrió y con su dedo índice dibujó el contorno de sus labios.

—Porque nunca una sonrisa había iluminado tanto un día tan oscuro como el de hace un mes. Hasta pronto...