Cuando Eloise y Nick llegaron, por fin, al aeropuerto de San Antonio, ella suspiró audiblemente sin querer bajarse del auto de Nick. Jamás pensó que ese día llegaría, que tiempo pasara tan rápido y que tuviera que decirle adiós por un tiempo, pero necesitaba saber si los sentimientos de él eran reales, si todas las veces que le había dicho esas palabras tan bonitas salían realmente de su corazón, porque ella se lo daría todo, le entregaría todo por el resto de su vida.
El se inclino a mirarla y ella lo miró a su vez.
—Ve a hacer el check-In que yo te esperaré cerca de la puerta de embarques —le dijo Nick recargado con pesar en el asiento del conductor—. Te prometo que no te seguiré.
—Gracias —dijo tirando de la manija de la puerta para salir del auto.
Al camino lo recorrió en lagrimas y más de una vez quiso retroceder y pedirle a Nick que la llevara de vuelta a casa, a su casa, con él...
Nick fue a comprar unos pequeños regalos para Eloise, mientras ella hacía todos los trámites antes de abordar el avión, cuando la vio caminar hacia él, el corazón se le aceleró, ese día no llevaba tacones tan altos y era tan pequeña y delicada que las manos le hormigueaban por tocarla, por tomarla entre sus brazos y besarla hasta que ella dijera que jamás la dejara marchar, pero debía dejarla ir por un tiempo, de eso estaba de acuerdo con ella, ella debía hacer su vida lejos.
Pero sólo la dejaría por un tiempo, porque aunque lo prometiera iba a buscarla, a donde sea que se fuera iba a encontrarla e iria hacia ella y la haría feliz.
—Ya está todo listo y debo ir por esa puerta —dijo en voz baja aferrándose a su cartera—. Quiero decirte que... yo fui muy feliz contigo, Nick, todas las partes me han dejado una enseñanza y no me arrepiento de nada. Entregarme a ti, fue lo mejor que pude hacer entre todas mis elecciones.
Nick le acaricio el mentón con los dedos tremulos.
—Fuiste mis mejores días.
—Yo tampoco me arrepiento de nada y no tendría que dejarte ir, pero sé que es lo que necesitas, mi amor. Aunque me duela el alma verte partir.
—Nos veremos muy pronto —dijo poniéndose en puntillas de pie y besando su mejillas.
Nick cerró los ojos ante es dulce contacto y rodeó con sus manos la pequeña cintura de Eloise para apegarla a él, no podía dejarla ir, no debía dejarla ir, ella debía estar con él, ella era de él.
Su corazón no soportaba verla partir, su cuerpo la necesitaba cerca, su alma necesitaba el alma limpia y generosa de ella... necesitaba a Eloise Ritman para vivir.
—No me dejes, por favor —le rogó con la voz estrangulada— no te vayas dejándome solo de nuevo, Eloise. Sé que te dije que estaba bien, pero no me dejes. Está mal que me dejes, está mal que te vayas.
—Sabes que...
—Podemos superar todos los problemas juntos, te juro que nunca, jamás, volverás a sufrir, pero no me dejes en la agonía de vivir sin tu amor otra vez. Yo te necesito para vivir, para ser mejor.
Ante sus ojos se arrodilló y le tomó las manos, la miró suplicante y con los ojos llenos de lagrimas.
—Sé que me equivoqué, que cometí demasiados errores, que te entregué al enemigo y no sabes cómo me arrepiento, pero hay una cosa que me duele más y es dejarte ir.
—Sabes que tengo que hacerlo, que acepté irme porque me espera una vida allá... a donde voy.
—No, no, no. Por lo menos déjame saber a dónde vas. Déjame saber que estarás bien, sana y cuidada. Necesito saber que...
—Nos veremos pronto Nick. Levántate, me hace mucho daño que estés ahí en el suelo...
—Tú me haces mucho daño marchándote —Eloise se arrodilló y le tomó la cara entre las manos.
—Mírame —le dijo conectando sus irises— Te amo. Volveremos a vernos ¿sí? Te lo prometo. Te lo juro.
Nick tomó sus labios en un besó que a más de uno que los miraba dejó sin aliento y cuando la soltó le reordenó el cabello y el resto de gloss que traían sus comisuras. La amaba tanto que le dolía el pecho al mirarla y no poder decirle todo lo que sentía por ella. No poder gritar que la amaba de una forma que jamás creyó capaz amar a alguien.
—Tienes que saber que vivo en Nueva York y que soy dueño de una empresa que se encarga de la seguridad y que sabré a dónde estás a todas horas, Eloise. Me encargo de investigaciones, además tengo amigos en el FBI y tengo contactos en la CIA. Tendré a medio país buscándote.
Eloise sonrió con dulzura. Y le pasó las manos por la mejilla, como memorizando sus gestos, cada uno de sus poros. Luego pasó el pulgar por el delicioso labio inferior, ese labio que tantas sonrisas que había sacado y más, mucho más que un suspiro. Lo amaba mucho. Lo amaba demasiado. Todo los momentos que había compartido con él, aunque fuera el más mínimo lo había guardado en su alma y le habían dado fuerza y valor para saber que perdonarlo sería lo correcto.
—Lo sé Nick —susurró mientras se acariciaban con sus narices.
—Te buscaré y lo sabes, Eloise —Ella sonrió y él la tomó del cuello para besarla— no sonrías así. Sabes que te buscaré a donde sea que estés. A donde sea que vayas.
—Salvo que yo te encuentre primero —besándolo por última vez se puso de pie y tomó el equipaje de mano para ir por la puerta de embarques—. Nos vemos pronto, mi amor. Todo será mejor cuando nos reencontremos. Pero tienes que prometerme que no me buscaras, no hasta que yo te encuentre ¿lo prometes? Esto no es una despedida. Hasta pronto.
Nick suspiró y la besó una última vez. Todo, lo prometía todo lo que ella quisiera y más.
—Te lo prometo. Aunque me arrepienta de prometerlo, lo prometo.
Entonces se fue sin mirar atrás sabiendo que todo lo que pasara una vez de tomado ese avión iban a ser únicamente buenas.
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De amor y tormento #2 "De amor y soledad".
RomanceEsta es una historia aparte que "De amor y Tormento". Esta es la historia de Nicholas Marshall. No hay Spoilers. Sígueme para más novedades. Los lugares y personajes de esta historia son ficticios, alguna semejanza con la realidad en mera coinciden...