Capítulo 6

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Nick cortó la comunicación ante la mirada de sorpresa de varios comensales en el restaurante.

—Me quieres explicar ¿Qué hacías en la casa de Eloise ayer por la tarde? —preguntó en tono firme.

El chico tragó saliva.

—... Ella... es-estaba ayudándome con una materia del ingreso a la universidad. Estaba haciendo la tarea... —tartamudeó el chico—. Luego trabajamos en el jardín.

—Muy bien. Ahora me puedes explicar ¿Cómo es que atacaron la casa de Eloise justo cuando tú estabas saliendo de ella?

Vicente abrió los ojos desmesuradamente y comenzó a negar con la cabeza con desesperación.

—¡No! Eso es mentira... mamá, papá —dijo mirándolos—. Está mintiendo ¡Ella miente! Lo hace como hace siempre, quiere llamar la atención del pueblo porque aquí nadie la quiere.

El muchacho tenía las manos cerradas en un puño y miraba a todos con un fuego en los ojos, pero también había otras emociones que refulgían.

—¡Vicente! —Vociferó Claudio— cierra la boca.

—¡Pero es mentira!

El jefe de policía habló.

—(...) La puerta de atrás estará abierta, los fusibles están detrás del cucú al lado de la puerta trasera de madera, toda la casa se maneja con ellos ¡Incluyendo las cámaras de seguridad y alarmas con sensor de movimiento! Les deseo suerte. Vicente.

»Vicente, el destrozo a la propiedad privada es un delito menor, pero delito al fin y exige un castigo.

—¡Yo no fui! ¡Lo juro! —gritó el joven, pálido—. Se los juro.

—Entonces vamos a ver quien fue —dijo el jefe de policía.

Nick oprimió la tecla de llamada y automáticamente el celular de uno de los adolescentes empezó a sonar. Fue justamente el grosero al que Nick había hecho callar.

—Muy bien. Ya sabemos quien fue —Nick tomó el handy e hizo la llamada de alerta—. Aquí Marshall, los necesito adentro.

—¿Qué está haciendo? —preguntó el chico.

—¿No es obvio? Raphael Miranda quedas arrestado por destrucción de la propiedad privada de Eloise Ritman... —cuando empezó a leerle los derechos, los otros adolescentes fueron esposados y metidos a los autos, mientras que Gladys se cubría el rostro, llorosa y que Claudio lo miraba apesumbrado y arrepentido—. Lo siento, pero es mí deber como jefe de policía —dijo—. La justicia en este pueblo es para todos.

Al salir del Golden Dinner los agentes se alejaban con los delincuentes. A medida que Nick iba hacia su patrulla Gladys lo frenó.

—Señor Marshall...

—¿Si Gladys?

—¿Cómo está Eloise? —preguntó en voz baja—. Ha luchado tanto por esa casita...

—En shock, pero yo me haré cargo de ella ahora. No hay nada que no se pueda solucionar —la mujer sonrió.

—Gracias. Muchas gracias, señor Marshall.

«No me agradezca», pensó Nick abriendo la portezuela. «Ella también está bajo vigilancia».

Se montó en la patrulla y se fue.

Al llegar a la casa, Eloise estaba sentada en la sala rodeada de personas que le hacían preguntas y Benjamin no se separaba de ella atendiendo posesivamente sus necesidades.

«Maldito seas Hurtman», murmuró apretando los dientes.

—¡Nick! —Exclamó ella tuteándolo— Has regresado... ¿Qué... que pasó?

De amor y tormento #2 "De amor y soledad".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora