A veces la timidez no te deja demostrar lo que en realidad sientes y caes en el oscuro vacío de la soledad. Así era conmigo. Jamás me atrevería a hablarle a Él. Era demasiado para mi, para alguien que siempre ha vivido en la sombra, con un montón de heridas y traumas en el bolsillo del pantalón.
A veces la esperanza puede ser milagrosa, una pizca de esperanza unido a otros estímulos pueden crear la oportunidad perfecta.
Aquel día al terminar las clases encontré una hoja en mi casillero. Tenía algo escrito.
"Te he visto mirándolo y no lo puedes negar. Hoy tiene entrenamiento, se quedará hasta tarde. Lucha por lo que quieres antes de que sea demasiado tarde".