Ella había decidido no enamorarse.
Odiaba enamorarse y no quería tener nada que ver con ese chico.
Pero...
No dejaba de pensar en él.
Así que tomó su bolso con un paquete de cigarrillos, un libro y una botella de agua...
Y salió a la calle.
Salió.
A la calle.
Ni siquiera ella se la creía.
Pero quería verlo, necesitaba verlo para aclarar sus ideas, sus sentimientos.
El único lugar donde se le ocurrió buscarlo fue en la entrada del instituto.
Ella era poco común.