Él.

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Él odiaba a la gente hermosa. Pensaba en su propia teoría de la imagen: Por fuera bien, por dentro mal. Por fuera mal, por dentro bien.

Si eran personas simpáticas y guapas las que estaban a su alrededor prefería ignorarlas y seguir caminando.

Ni siquiera él era feo. Tenía unos grandes ojos marrones y unos pequeños labios rosados. Sus pestañas se curvaban hacia arriba y siempre olía a pino. Era apuesto.

Pero él no se sentía así.

No creía en el romanticismo, ni en el amor a primera vista, ni en nada referente a estar enamorado.

Él era poco común. 

Poco comunesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora