Capítulo Décimo Quinto

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Victoriano se dispuso a buscar a Inés por cielo y tierra, pero no encontró la manera de ubicarla, ningún vuelo a su nombre, ningún movimiento de su cuenta de casada, cosa que siempre había molestado a Victoriano. Después de muchos intentos, se sentó a esperar que sucediera un milagro, que Inés volviera a él. Victoriano despidió a Deborah, después de reclamarle que hubiese mentido y humillado a Inés. Ella lo insultó y aseguró no querer volver a verlo jamas. 

Victoriano estaba desesperado por la partida de Inés; habían pasado cinco días desde que había vuelto de La Hacienda, cinco días que parecían una eternidad, los cinco peores días de su vida, y la soledad se empeñaba en recordarle sus equivocaciones.

Flashback

- ¿Cómo te sientes?

- Me duele la cabeza -  Victoriano había tenido un episodio de neumonía durante el primer año de casados, Inés se había encargado de cuidarlo y dormía en las noches en un sillón que se encontraba cerca de la cama de él. Pese a las constantes discusiones con Victoriano, ella estaba allí.

- Vete a dormir a tu habitación, debes estar cansada.

- Ya peleamos ayer por eso. Y ya te dije que prefiero asegurarme que estés bien, te esta dando mucha fiebre durante la madrugada. 

- ¿Cómo lo sabes? - le preguntó él mientras se acomodaba las almohadas, Inés se dio la vuelta para que no viera sus mejillas sonrojadas.

- Porque me aseguro de que estés bien, cuando duermes reviso tu temperatura.

- ¿Me tocas mientras duermo?  - él hizo la pregunta seriamente, aunque Inés pudo sentir aún cuando estaba de espaldas, que él sonreía. 

- No seas tan puritano soy tu esposa - dijo ella en broma, aunque después se arrepintió al escuchar la replica de Victoriano.

- Creo entonces que debo regresarte tus atenciones. - Inés se giró sobresaltada y lo miró con la boca abierta, Victoriano casi se ríe ante la reacción de ella. -  Era una broma, así como lo fue la tuya. - aunque en realidad a él le hubiese gustado que Inés siguiera la conversación, dando paso a la seducción y terminaran enrollados en las sabanas. Inés sintió que si no salía de esa habitación, se desmayaría, así que como pudo murmuró una disculpa y salió rápidamente de la habitación. Él se quedó observando el plato que le había colocado su esposa en la bandeja, sopa.... Lo que realmente deseaba era a su esposa. 

Fin del Flashback

- Debí haberte insistido, debí haber valorado el esfuerzo que hacías por mí, por este matrimonio - Victoriano estaba muy pasado de tragos, el wisky ya no era suficiente, así que había comprado un arsenal de bebidas alcohólicas, dispuestas en fila, para acabar con su sufrimiento. Sostenía en una mano un tekila en la otra una fotografía de Inés; una donde ella sonreía. La había tomado después de tumbar la puerta de su departamento, hurgar entre sus cosas, buscando la manera de encontrarla, la tomó antes que la policía lo arrestará por allanamiento de morada, y que él solo tuviera la excusa increíble de que era el departamento de su esposa. Cassandra fue a sacarlo de la cárcel; después de mucho trabajo y ruegos de parte de su hermana, Vicente lo sacó de la cárcel.

- Eres un idiota- Le dijo Vicente apenas logró sacarlo

- Dime dónde esta ella - pero el abogado ya había salido del lugar, dejando a Victoriano vacío de nuevo. Cassandra le tocó el brazo.

- Debiste haberme dejado allí dentro. Quizás la espera de saber dónde esta se hiciera menos dolorosa. - salió del lugar seguido por su hermana.      

Inés había decido irse rápidamente de la ciudad, no deseaba ver a nadie, ni darle explicaciones a nadie; le pidió a Diana que le prestara su casa en Monterrey, y Diana después de escuchar la forma como Deborah y Victoriano se habían burlado de su mejor amiga, no esperó más para darle la llave de su casa. Inés se había ido en autobús, puesto que sabía que de haber una posibilidad de que Victoriano se sintiera mal, y la buscara, registraría vuelos, su cuenta, todo; pero su rastro había sido borrado y su único eslabón con la ciudad, era Diana; y solo se comunicaban por Telegram.

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