Capítulo Tercero

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Inés llegó a México, el día de la fiesta de Navidad; en Acapulco había tenido mucho trabajo, poco tiempo para pensar en lo mal que se iba a sentir, los pedidos en la galeria de artesanías se habían duplicado, y ella había tenido trabajo doble. Cuando llegó, fue directamente a su departamento a dormir un rato, la noche prometía ser eternamente desquiciante. Loreto no la había llamado por lo que la fiesta sería un fracaso para ella, una vez más estaría sola. Durmió toda la tarde después de dejarle un mensaje en el contestador de Cassandra y cuando se despertó, sin mucho ánimo decidió darse un baño en la tina; todavía quedaba mucho tiempo para la fiesta.

El baño obró maravillas en ella, el agua aromatizada y las espumas, junto a un jazz que despertaba sus sentidos, relajó todo su cuerpo. Tomaba una copa de vino tinto cuando el sonido de su celular la asustó, resopló con fastidio.

- Odio las navidades - refunfuñó antes de contestar. -  Buenas noches - dijo ella con fastidio

- Inés ¿Cómo estás?

- ¿Loreto? - dijo ella irguiéndose en la tina

- El mismo - se escuchó reír - me enteré que has vuelto hoy 

- ¿Cómo te enteraste? - dijo frunciendo el ceño.

- Esta bien, soborné al conserje de tu edificio para que me avisara.  - Ella se recostó de nuevo en la bañera y sonrió - ¿Qué harás esta noche?

- Iré a una fiesta con la familia de mi esposo.

- ¿Estarás con tu esposo?

- Para nada, conoces mi situación con él

- Te gustaría cambiar de planes y ser mi acompañante - Inés se sintió tentada, pero recordó que hacerlo seria peor, tendría al día siguiente a Cassandra en la puerta de su casa, exigiendo sus excusas.

- De verdad no puedo, le prometí a mi cuñada que iría pero... - ella se mordió el labio para hacer la propuesta - ¿te gustaría venir conmigo?

- ¿Seríamos una buena combinación tú marido, tú y yo?

- Él no estará, hace cuatro años que no va a esa fiesta. Además Cassandra me habría dicho si hubiese confirmado la asistencia

- ¿Estás segura de que quieres que vaya como tu acompañante?

- ¿Tú quieres ir? - dijo en tono ansioso

- Por ti iría al fin del mundo;  incluso a enfrentarme con tu marido -  Inés suspiró con fuerza, no quería hablar de Victoriano; había tomado la firme decisión de cambiar por completo sus prioridades, tenia veinticinco años y no la habían tocado; algún día deseaba hijos y al parecer Loreto estaba encantado en encontrarse con el lado seductor de Inés; aunque ella misma no estaba segura que lo tenia. 

- Ven conmigo a la fiesta

- Hecho ¿a qué hora paso a recogerte?

- A las 8:30 está bien.

- Hasta entonces. Inés, esperó con ansias que llegue el momento para verte - ella sintió un temblor en su cuerpo.

- Lo mismo digo.  - cuando colgó, ella suspiró y tomó la esponja de baño, comenzó a frotarse el cuerpo, imaginando las promesas en la voz de Loreto;  bailarían, tomarían y si todo salía bien lo invitaría a pasar la noche en su departamento; ya era hora de que se quitara de encima la etiqueta de virgen; su marido no estaba interesado en su cuerpo, pero ella no tenia por qué guardarlo.

A las 8:30pm, Inés estaba frente al espejo de la sala, retocándose el maquillaje, se veía radiante quizás era la emoción, no tendría que escuchar los murmullos de los invitados, mientras ella estaban sola sentada en la mesa.  No tendría que escuchar a cualquiera de las viejas entrometidas, dictarle una lista de interminables consejos para aplicarlos en su matrimonio, ni escuchar los susurros de desaprobación por no vivir con su marido.

Decisión de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora