Capítulo Cuarto

2.7K 220 17
                                    

Inés inocente al escrutinio de su esposo, disfrutaba de la conversación con Loreto, estaba nerviosa sí; las miradas de los invitados que se cernían sobre ellos dos eran acusadoras, y ella se los imaginaba diciendo  "Escandaloso, Inés Santos y su amante" a pesar de su nerviosismo, sonrió; si tan solo supieran... 

Victoriano se había bebido ya dos coñac rápidos, después de ver a Inés sus ojos la perseguían, ella y el hombre que la acompañaba reían, él se había sentado en la mesa más alejada de la pista, para observarla sin ser visto. Estaba espléndida, sentada allí como si no le importase más que ella y su acompañante, ajena a las habladurías de los demás, porque Victoriano sabía qué cosas debían estar pensando los presentes; sintió de nuevo esa sensación extraña de ira a la que prefirió no darle nombre y al pasar otro camarero, se bebió el tercer coñac de un golpe, y tomó otro mientras continuaba observándolos.

- ¿Ya te dije que estás hermosa esta noche?

- Como mil veces  -  dijo Inés sonriendo, estaba coqueteando descaradamente con las pestañas.

- ¿Quieres bailar?

- Me encantaría - Loreto tomó la mano de Inés y Victoriano se paró de la silla donde estaba, sintiendo deseos de correr y arrastrar por la pista a quien quiera que fuese ese hombre, miró a los lados suponiendo que los invitados se habían percatado de su reacción, suspiró con impaciencia, y se pasó una mano por el cabello, observó el caminar lento de Inés;  desde donde estaba podía ver como sus caderas se contoneaban en un llamado sensual. Victoriano apretó la mandíbula con tanta fuerza que creyó que se le partirían los dientes, su mujer estaba coqueteando frente a él con otro ¿qué demonios pretendía?

El vals que tocaban era lento y Loreto aprovechó la ocasión para unir su cuerpo al de Inés sin vergüenza. Ella apoyó una de sus manos en el hombro de él, y lo miró brevemente a los ojos, se ruborizó al sentir que la mano de Loreto en su espalda, trazaba círculos que enviaban estímulos excitantes a su cuerpo. Al terminar la canción fueron a sentarse y Loreto la ayudó cortésmente a sentarse, no se sentó bien cuando escuchó detrás una voz grave que le heló las entrañas.

- Buenas Noches Inés -  sin voltear ella supo de quien era la voz, ¿cómo podía olvidarla? Era la misma voz que en su mente le decía mil veces en un susurro "Te amo". Ella cerró los ojos e inhaló con fuerza, se dio la vuelta desde donde estaba

- Victoriano ¿cómo estás? No... no sabía que vendrías. - dijo tartamudeando por lo que se maldijo mentalmente

- Es evidente -   dijo Victoriano sin dejar de ver a Loreto - ¿No nos presentas? Tranquila lo haré yo mismo.   Victoriano Santos, el esposo de Inés ¿Usted es...? - Loreto se levantó para presentarse

- Loreto Guzmán, un muy buen amigo de Inés

- Muy buen amigo - repitió Victoriano entredientes -   querida, ¿podemos hablar?

- En otro momento, ahora mismo estoy acompañada por Loreto, no conoce a nadie en la fiesta, sería una descortesía de mi parte - Inés muy bien pudo aceptar hablar, pero el impacto de volver a verlo después de cuatro años, era muy fuerte, necesitaba tiempo para asimilarlo, y definitivamente ese no era el momento; claro que por la expresión de Victoriano, él no admitiría un no, como respuesta. 

- Es necesario que sea pronto, quizás si tu acompañante me permite, bailemos esta pieza.

- No lo creo, ya te lo dije, en otro... - él la interrumpió.

- Señor Guzmán, ¿puede prescindir de MI esposa tan solo unos instantes? - el interpelado quiso decir que no, pero la mirada fría de Victoriano le decía que tan solo dijera que no, se vería en graves problemas, y no era que le tuviera miedo sino que por la actitud de Inés se sintió confiado.

Decisión de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora