Capítulo Vigésimo Séptimo

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- Se tardan en salir a decirnos qué sucede... - dijo Inés frotándose la espalda, estaba en las fechas cercanas al parto y Emiliano estaba en quirófano.

- Sientate Inés. - Ordenó Victoriano al verla pálida.

- Estoy mejor así, Alejandro está muy inquieto y caminar lo tranquiliza.

- Está inquieto porque no paras de caminar. - ella lo miró enojada y siguió caminando. Constanza lanzó un gruñido.

- Debería salir el médico a informarnos, lleva muchas horas en cirugía.

- El médico dijo que tardarían, es una operación complicada. - les recordó Cassandra que estaba sentada junto a Eduardo su esposo.

- ¿Quieres tomar algo querida? - Cassandra sonrió con dulzura.

- Un café...

- Otra cosa. - Dijo el muy serio.

- Vamos, solo un poco.

- Estás embaraza Cassandra, el café no es bueno para el bebé. - Ella hizo un puchero y él entorno los ojos levantándose para ir a buscar lo que su esposa recién embarazada le pedía. - ¿Alguien mas desea algo de tomar? - todos negaron y él salió. El médico salió entonces y todos se levantaron a ver que noticias tenía.

- ¿Cómo está?  - pregunto Inés ansiosa, pero Victoriano notó que hacía una mueca de dolor.

- El muchacho es fuerte como un roble, solo queda esperar los resultados.

- ¿Usted cree que mi cuñado podrá caminar de nuevo?

- Todos estamos esperando que sea así. Por ahora le administramos sedantes y dormirá toda la noche, quizás deberían descansar - Dijo mirando a Inés.

- Gracias doctor. Pero quizás me quede. - anunció tozudamente, Victoriano la miró enojado y replicó.

- Estás embarazada mujer, irás a descansar así tenga que arrastrarte.

- A menos que quieras que tenga a este bebé en la hacienda, tengo que quedarme. - Le anunció ella y él frunció el ceño.

- ¿Qué quieres decir?

- Las contracciones empezaron hace unas horas - El abrió mucho los ojos y se puso pálido.

- ¿Por qué demonios no me habías dicho nada? - le gritó y todos dieron un salto.

- Porque te ibas a comportar como un loco. - Victoriano no la escuchaba, ya había llamado a una enfermera y salía pidiendo ayuda.

- ¿Cada cuánto son las contracciones? - preguntó el médico.

- Cada diez minutos.

- Inés... - susurró Cassandra.

- Estoy bien Cass, la doctora me explico cómo sería todo - Dijo doblándose para recibir una contracción. - Ésta fue fuerte. - Victoriano llegó con un camillero y una silla de ruedas. El medico sonrió al ver el azoramiento del papá, le palmeó la espalda.

- Les deseo todo salga bien. Les estaré informando del estado de Emiliano.

- Gracias doctor. - Le sonrió Inés y Victoriano la sentó y se arrodilló frente a ella.

- ¿Estás bien?

- De maravilla.

- ¿Tienes mucho dolor?

- Es horrible. - le acarició el cabello - Pero es hermoso a la vez. - El camillero le preguntó si estaba lista y ella asintió. La familia Santos se dirigió al ala de Obstetricia del hospital. Horas después Victoriano salió de la sala de partos con un bulto pequeño envuelto en sábanas celestes.

Decisión de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora