El pasado de Blaze era oscuro y su corazón estaba lleno de heridas, así que me propuse curarlo.
Yo no sabía en lo que me estaba metiendo.
Mientras más cosas descubría sobre él, sin importar que tan malas fueran, más atado y atraído me sentía hacia...
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—Este hotel debe ser muy costoso... —me digo a mi mismo mientras reviso todo lo que traje para quedarnos en el hotel en el que el padre de Blaze insistió que pasaramos nuestra primera noche— ¿Qué es esto? —saco de equipaje, una cosa que definitivamente yo no empaqué.
Es un boxer negro con una cintura de encaje y un notable agujero en la parte de atrás y junto con él, sale una especie de bata de seda del mismo color. Esta tiene una nota pegada en una de las solapas, cuando la despego y la miro, no puedo creerlo.
«No se me ocurrió mejor regalo de bodas que este.
Con amor para los recién casados, Aldo Cavalcanti»
—No puede ser —Me río mientras extiendo la prenda y la miro con detenimiento—. Aldo, estás loco.
—¿Qué es eso?
Salto sobre mis pies cuando escucho la voz de Blaze detrás de mí. Cuando me volteo, lo consigo mirándome; acaba de salir de la ducha, por lo está usando una toalla alrededor de la cintura y su cabello y cuerpo están mojados. Yo intento desviar la mirada lejos de aquella imagen tan pecaminosa que no debería estar viendo en mi noche de bodas, por contradictorio que eso sea.
—Tu primo nos dió un pequeño regalo —le digo tendiéndole la nota mientras le enseño las prendas que Aldo puso en mi maleta—. Es un lindo detalle de su parte —me río.
—Ese imbécil... —refunfuña Blaze—. No le bastaba con molestar durante toda la boda ahora también te acosa sexualmente.
—Diría que está intentando que tú me acoses sexualmente —bromeo devolviendo las prendas a la maleta y sacando el pijama que había empacado—. Pero bueno, tal vez me sirva de modelo si quiero comenzar a hacer lencería para hombres, lo cual es una idea innovadora, así que no va a ser del todo un desperdicio.
—Bueno, puedes usarlo si quieres...
Me congelo ante las palabras torpes de Blaze.
—¿Por qué lo dices?
—Lo pensé bastante y... —él se sienta al lado de mi maleta en la cama y suelta un suspiro antes de mirarme—. Debemos consumar el matrimonio ¿no?
Abro los ojos de par en par y suelto el pijama y me alejo un poco de la maleta. Nunca pensé que él llegara a decir algo así, porque pensé que había entendido que este era un matrimonio falso y que no nos íbamos a tocar el uno al otro nunca, sobre todo porque Blaze no es gay o bisexual, nunca ha estado con otro hombre tampoco o siquiera pensado en estarlo hasta donde sé así que... esto es definitivamente raro y no sé qué pensar o que decir al respecto.
