Blaze y yo caminamos en silencio por los pasillos del hospital hasta llegar al ascensor donde una vez dentro él presiona el botón que lleva al nivel del sótano, que supongo es donde queda la morgue. Yo me para a su lado un poco nervioso, porque en realidad nunca me han gustado los hospitales, siempre me dan una sensación de miedo y mi piel se eriza fácilmente, sobre todo cuando no hay nadie alrededor. Ir a la morgue es una de mis peores pesadillas, pero si estoy con Blaze creo que puedo soportarlo.
—¿Estás bien? —me pregunta él mientras el ascensor baja con lentitud.
—Sí —asiento sin mucha convicción—. Es solo que... no te voy a mentir, ir a la morgue da miedo.
—Tranquilo —él toma mi mano y la aprieta para hacerme sentir mejor—. Estás conmigo, no dejaré ir tu mano si quieres.
—Está bien —aprieto su mano poniendo la otra sobre el dorso de esta y le sonríe a través de los nervios—. Quiero preguntarte, sin querer ser un metiche, ¿En serio no sientes nada por haberla perdido de esta manera? Es decir, era tu prometida.
—Lo sé —él suelta un resoplido—. Amé a Elisa, es verdad... pero ella estaba rota y acabada, era una mujer despreciable que no reparaba en mentir y engañar, era una experta en ello y no le importó ni un segundo romperme el corazón a mí o a mi hermano para complacer a Gennaro... no hay nada más bajo que enamorarse de una escoria como esa.
—¿Alguna vez fue buena?
—Tal vez...
Las puertas del ascensor se abren de golpe haciendo un sonido estruendoso y yo me exalto, colgándome de la mano de Blaze con fuerza. Sé por las vibraciones de su cuerpo que intenta no reírse, así que lo golpeo en el brazo para reprenderlo y por fin deja salir esa carcajada antes de tirar de mi mano fuera del ascensor. Caminamos por el largo pasillo con la luz tenue hasta encontrar a una enfermera detrás de un mostrador. Estoy seguro de que los cadáveres en la morgue lucen más vivos que ella.
No nos dice mucho, solo apunta hacia el final del siguiente pasillo y nos advierte que no toquemos nada, que hay cámaras en el lugar y que el cadáver de la persona que queremos ver está bajo cierto número. Yo me cuelgo aun más de Blaze cuando empezamos a recorrer el pasillo y él aprieta los labios, sé que se quiere reír pero está intentando muy mal esconderlo.
—Sabes, Elisa... creció con su padre —me dice mientras caminando—. Un hombre al que le gustaba abusar de ella.
—¿Qué hay de su madre? —interrogo.
—Decidió dársela a su padre para deshacerse de la carga —responde—. Según lo que sé, porque ella me lo contó, esa mujer esperaba otro niño de otra persona cuando su padre la echó, ella tiró a Elisa con él y escapó... bueno, suena a una familia de ensueño.
—Me pregunto cómo hubiese terminado yo si mi madre me hubiese llevado con ella —susurro contemplando las posibilidades—. No quiero ni siquiera pensar en una vida sin mis madres.
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Blaze | Cavalcanti 2 |
RomansEl pasado de Blaze era oscuro y su corazón estaba lleno de heridas, así que me propuse curarlo. Yo no sabía en lo que me estaba metiendo. Mientras más cosas descubría sobre él, sin importar que tan malas fueran, más atado y atraído me sentía hacia...