22. Blaze sin Demian.

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El día más temido para Rose y Blaze, llegó justo después de las vacaciones. Me enfermé gravemente con fiebre, casi no puedo moverme fuera de la casa porque todo mi cuerpo pulsa de dolor y mi garganta duele. El doctor dijo que era debido al clima de Nueva York y la contaminación, soy muy débil a ese tipo de cosas y mis defensas están muy bajas. Blaze me regañó por saltarme mis vitaminas pero luego pasó el resto del fin de semana a mi lado, velando por mí como si fueran mis últimos momentos.

Pero finalmente llega el lunes y sus esperanzas de que para entonces esté curado se van por el caño. Él llamó a Odette anoche para que viniera a cuidar de mí mientras él trabajaba, en caso de que no amaneciera mejor. Rose no puede estar muy cerca porque tal vez podría contagiarse así que él debe llevársela. No irá al preescolar porque Blaze no puede llegar a tiempo para buscarla, así que se hará cargo de ella en el trabajo. Ya le escribí a Dina para que me mantenga al tanto. Me siento horrible, pero tengo que saber que harán esos dos sin mí.

Le recito a Blaze todo lo que tiene que hacer antes de que se vaya.

—Y no se te olvide darle su merienda, no la dejes tomar cosas dulces o no te dejará trabajar en paz, nada de chocolate ni caramelos después de su merienda, ya lleva cereal dulce y si le das más que eso será una bomba de azúcar —le dijo, cubriéndome con la sábana mientras Odette me ayuda a sentarme en la mesa de la cocina—. Blaze, ella debe dormir la siesta a las dos de la tarde y debe despertarse a las cinco, le das un baño después de eso y entonces ella querrá dar un paseo y jugar, tiene una cita para Jugar con el hijo de los Kazan en el parque, llama a Rhett para saber si irán ¿De acuerdo?

Blaze asiente desde la puerta de la cocina, él lleva a Rose en sus brazos quien tiene los ojos llorosos por tener que dejarme en casa e ir con su otro padre. Aun así, ella preparó su juguete favorito y su mochila de princesas.

—¿Seguro que podrás hacerlo? Puedes llamar a Aldo —le ofrezco una sonrisa.

Blaze frunce el ceño.

—Puedo hacerlo, ella es mi hija, yo tengo que cuidar de ella cuando tú no estás —me dice, luciendo terco y enfurruñado.

—Bien —yo asiento—. Adiós, cariño, promete que le vas a hacer caso a Babo en todo lo que él diga ¿Vale? Sé una buena niña.

—Sí, papi, adiós —ella me lanza un beso y yo lo atrapo.

—Adiós, amor —murmuro hacia Blaze.

—Adiós, Dem —él me da una cálida sonrisa—. Cuídalo, Odette.

—Estará bien conmigo —ella guiña un ojo.

Ellos se retiran y en cuanto oigo el auto afuera, empiezo a preocuparme. Yo sé que no debería, no es la gran cosa, solo pasarán un día entero juntos y sin mí pero... nunca ha pasado, nunca han estado por ellos mismos allá afuera, mucho menos en el trabajo de Blaze. Sé que él es capaz de hacerlo pero... ¿Y si no me necesitan para nada? Pensar en eso me deprime.

—Van a estar bien, Demian —Odette me acaricia los hombros—. Harun pasará por la compañía al salir de clases, a ver como lo están haciendo.

Yo asiento, suspirando, resignándome a esperar.

BLAZE.

Esta es la primera vez que hago algo como esto.

Jamás había tenido que pasar un día entero con Rose y honestamente, me da un poco de miedo. Demian siempre sabe qué hacer, sabe lo que ella quiere, como calmarla, como animarla, como regañarle, que darle de comer, las porciones exactas, las medidas correctas... él lo sabe todo y yo solo asiento y estoy de acuerdo con todo lo que él dice.

Blaze | Cavalcanti 2 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora