8. No mi amante.

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Reviso una vez más todas las cosas en la habitación de Rose y asiento al corroborar que todo está en su sitio; incluyéndola a ella, tan pequeña y hermosa en su cuna perfecta

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Reviso una vez más todas las cosas en la habitación de Rose y asiento al corroborar que todo está en su sitio; incluyéndola a ella, tan pequeña y hermosa en su cuna perfecta. Aunque no la usará mucho por los momentos; Blaze y yo acordamos que sería mejor si duerme en la habitación principal, así que mandó a instalar una cuna en el lado derecho de la cama casi conectada con esta, así podemos vigilarla sin necesidad de levantarnos a ver. Fue una buena idea después de todo.

No planeamos dormir en la misma habitación aun así, yo tengo una habitación propia en casa pero porque su papá estaba de visita se veía sospechoso instalar una cuna también allí. Su padre se irá pronto, por lo que él aseguró que podemos turnarnos para cuidar a Rose en la habitación principal, lo que está bien para mí; aun si él no lo decía, dormiría ahí de todas formas.

Rose es muy pequeña y está sana pero aun así sigue siendo muy frágil; son sus primeros en casa y creo que le gusta, puesto que no ha llorado casi. Siempre que parece que lo hará la sostengo contra mi pecho y la meso un poco y se queda tranquila. No puedo amamantarla, obviamente, pero el doctor recomendó buenas opciones para su alimentación y estamos siguiendo todo al pie de la letra. Cambiarle el pañal es una tarea de ambos, igual que alimentarla y su primer baño resultó bien a pesar de que teníamos miedo y teníamos las instrucciones del doctor casi que en reproducción aleatoria en el celular.

—No te atrevas a soltar su cabeza —me había dicho Blaze mientras intentaba lavarla, pero no borraba su sonrisa o quitaba su dulce tono de voz para no alarmarla—. Hola Rose... soy papi, hola...

El doctor dijo que era importante hablarle para que mantuviera la calma.

—Le gusta el agua tibia —susurraba yo admirando como ella se metía su diminuta mano a la boca y cerraba los ojos—. Es tan graciosa, mira lo relajada que está.

Bellisima bambina —cada vez que la mira, solo puede decir eso, creo que se está convirtiendo en un apodo.

Las noches no resultan fáciles aun así; al parecer es cuando más está despierta. Si duerme, se despierta muchas veces y es necesario que coma o que le cambiemos el pañal todas esas veces. Como resultado, ninguno de los dos puede decir que ha dormido corrido o que hemos dormido al mismo tiempo que el otro por una semana. Realmente envidio a los padres de Maggie del departamento de en frente, su bebé nació unos días después que Rose y no los veo ni la mitad de preocupados que nosotros. Pero claro, ese es su segundo bebé.

A menudo Camila, la madre, y yo salimos a pasear con los bebés en la mañana para tomen algo de sol.

—Te ves terrible —me dice ella sacudiendo la cabeza—. Entiendo el sentimiento, cuando Maggie nació todo era nuevo y extraño.

Yo resoplo.

—No paro ni un segundo —digo—. De verdad te admiro... yo no tuve que cargarla nueve meses y aun así me estoy quejando.

Blaze | Cavalcanti 2 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora