- ¡Ey Mia! ¿Qué tal?- Dijo el fisioterapeuta mientras me cogía en brazos y me dejaba tumbada en la camilla.
-¡Hola IM!, bien ¿y tu? Con demasiado trabajo como siempre ¿no?- IM era mi fisioterapeuta desde hace 2 años que nos mudamos a esta ciudad, desde entonces él ha sido lo más parecido a un amigo que he tenido.
Él sonrió y afirmó: -Pero es mi trabajo, lo hago encantado y además con personas como tú más.
-¿Acabo de escuchar un cumplido?- Después de soltar esa frase, los dos nos miramos y reímos. Desde luego era la persona con la que mejor me había sentido después de V. Supongo que al saber todo sobre mi paraplejia empatizaba conmigo de manera natural y eso me hacía sentir como en casa.
-Bueno, ¿Y qué tal tu día?- Me preguntó IM mientras me movía las piernas para ejercitarlas.
-Ya sabes, nada nuevo. Me he levantado, he desayunado, me he bañado y he venido a la consulta como de costumbre- Dije mientras miraba al techo pensativa- IM... He decidido algo.
-Cuéntame, soy todo oídos- Dijo mientras seguía moviendo mis piernas.
-He decidido entrar en la universidad- Dije concisa y confiada en mis palabras y en su apoyo.
-Me parece una grandísima idea, así harás amigos y cosas nuevas. ¿Se lo has comentado a tus padres?- Negué con la cabeza ante la pregunta.
-Pues díselo y en la próxima cita me cuentas qué tal te ha ido pero seguro que te apoyan, ellos quieren lo mejor para ti y ese camino indudablemente es el correcto. -Le sonreí mientras mis labios vocalizaban un gracias. Nunca había sido de tener muchos amigos así que eso era lo de menos, yo quería trabajarme mi futuro y no vivir de los demás. Sabía que si me lo proponía podía conseguirlo y valerme por mí misma completamente como una persona sin discapacidad.
Estuve un poco más de tiempo en la clínica haciendo los ejercicios que él me mandaba a hacer con su ayuda y cuando terminamos me dió un abrazo acompañado de unas palabras: buena suerte. Salí y justamente a 3 minutos estaba mi casa, ésta fue una de las razones por las que mi madre decidió mudarse a este sitio.
LLegué y me encontré a mi madre que había salido a hacer la compra, ya que hoy era sábado y no tenía que ir a trabajar.
-Mamá, te tengo que contar una noticia- Dije con una sonrisa que reflejaba mi eterna felicidad.
-Dime cariño- Al ver mi cara se sintió aliviada y se acercó a mí.
-¡Quiero ir a la universidad!- realcé en cada palabra mis ganas de querer hacer algo y no estar más en tiempo muerto.
Mi madre se quedó en el sitio sin decir nada, no sabía cómo tomarme esa cara, si es que lo estaba digiriendo o estaba rechazando la propuesta ya en su mente.
-¿¡Qué!?- Suspiró y lo que era un rostro sin expresión se convirtió en uno irradiando felicidad y prosiguió justo al momento- ¡¡Estoy muy orgullosa de ti cielo!! ¿Y qué vas a hacer? ¿Lo has decidido ya? ¿Cuándo son las pruebas? Ahora mismo voy a llamar a papá y vamos a hacer una comida a lo grande. -Me reía al ver como mi madre no paraba de hacerme preguntas justo después de hablar con mi padre sobre todo lo que tuviera que ver con el tema.
-Ya es hora de que el mundo vea el potencial que tiene mi niña y no sólo por sus dibujos- Dijo mi madre al aire como si estuviera notificándoselo a todo el mundo. Seguidamente empezó a ojear el móvil y soltó un leve grito de sorpresa.
-¿Qué pasa?- Le pregunté curiosa sobre el tema
-Las pruebas son en 3 semanas, ¿te dará tiempo?- Dijo con cara de esperar la respuesta que le iba a dar.
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Breath
Hayran KurguA Mia, una chica de padre coreano y madre española, le llegó el momento de poner a prueba su valentía en el momento más inesperado... para el resto de su vida. ¿Cómo harías frente ante una nueva vida que ya no tiene marcha atrás? ➡️Algunas partes co...