El viernes llegó antes de que me diera cuenta y por ello noté como se me incrustaba en la piel el nerviosismo por ver a V, no hacía mucho tiempo que lo había visto pero parecía que había pasado una eternidad entre nosotros. No recordaba cuál fue el último momento a lo largo de toda mi vida en el que me moría de ganas de que sonara el timbre de la puerta por volver a encontrarme con una persona, pero éste sin duda se superaba con creces de cualquiera.
Estaba escuchando música en mi MP4 cuando llamaron a la puerta de mi cuarto.
-Pasa, no muerdo- Dije mientras me quitaba los cascos.
-¿No tienes hecha la maleta aún?- Preguntó mi madre mientras poco a poco se reflejaba en su cara una cierta expresión de pánico y alboroto.
-¿Qué maleta? Mamá, ya no voy al colegio, no se si te has dado cuenta- Dije mientras reía de la situación. Estaba demasiado feliz para preocuparme a qué se refería mi madre.
-No me refiero a esa mal...¡No puede ser!- Se llevó las manos a la cabeza repitiendo esta última frase sin parar como si se le fuera la vida en ello. -No me acordé de decirtelo...
-¿Decirme el que?- No se porqué algo me decía que aquello que se le había olvidado no iba a ser de mi agrado, pero ignoré mis pensamientos forzándome a pensar que la suerte estaría en algún momento de mi parte.
-Lo siento Mia de verdad, se me pasó con el trabajo, estaba tan centrada en eso que se me pasó avisarte... Mira que tu padre me lo recordó- Recitaba mi madre mientras daba vueltas por mi cuarto. Se le veía dolida, como si me hubiera fallado.
-Mamá, no entiendo, ¿Qué estás diciendo?- Cada vez me aterraba más la idea de preguntar pero no podía huir de la realidad, si algo estaba pasando quería saberlo.
-Tu padre me dijo que nos iríamos hoy...a las 17:00...a Seúl- Mientras decía esta frase a mi madre se le entrecortaba la voz. Pero a mí se me empezó a entrecortar la respiración. Miles de preguntas rondaban en mi cabeza ¿Y ahora cómo podría comunicarme con V? no tenía su móvil y hacía mil años que perdí su teléfono fijo. Concretamente desde que los dos tuvimos móviles.
-Mia, ¿Qué piensas? ¿Pasa algo?- Mi madre se acercó a mí con cara de preocupación y fue cuando me di cuenta que había estado sumergida en mis pensamientos.
-Mamá... ¿Por qué te empeñas en planearme las cosas siempre con tan pocas salidas? - Susurré dolorida mientras me subía a la silla e intentaba desaparecer de su vista. Fui al baño, al único sitio que podía ir. Si hubiera podido utilizar las piernas hubiera corrido sin importar donde acabaría, sólo lo haría hasta no sentir mis piernas...aunque seguramente acabaría en el mismo sitio donde acababa siempre que tenía un problema... con V. Empecé a derramar lágrimas maldiciendo mi vida en silencio, sólo quería vivir la vida que llevaba antes, no me importaba bajo qué coste... sólo quería hacer lo que las personas de mi edad hacían ¿Tanto costaba de entender?
Salí del baño una vez que ya me había calmado e intentaba mantenerme fría ante aquella situación, pero me dolía tener que tomar una postura a la fuerza sin tener opción de otra cosa. Mi mundo estaba cambiando tan rápido que ni yo misma conseguía adaptarme. Cuando llegué a mi cuarto, vi que en la mesa estaba el teléfono. No sé cómo pero hice el intento de establecer contacto con mi amigo. Empecé a teclear intentando aclarar mi memoria de alguna forma posible para conseguir llamar a su casa y hablar con él sobre lo que estaba ocurriendo. Cómo me esperé no daba con él, era imposible, habían pasado años. Ni siquiera me acordaba de su móvil. Me estaba frustrando de una manera que no conseguía entender. Una batalla interior se había establecido en mi desde aquel día sobre ser fuerte o dejarme llevar por el dolor, pero los motivos para sostenerme con buen ánimo cada vez eran menos y más débiles.
-Cielo, tenemos que irnos ya- Era la voz de mi padre que asomaba por la puerta de mi habitación mientras yo, que llevaba tiempo sin verlo, no podía apartar la mirada del teléfono. Estaba tan hundida en mis pensamientos que no me di cuenta que estaba ahí hasta que se acercó y se agachó. Él me conocía, y sabía cómo me sentía en esos momentos, sabía mis pensamientos, no sé cómo.... quizás era muy fácil de descifrar.
-No te preocupes por V, él estará bien. Y si lo que te preocupa es vuestra amistad... tampoco hace falta decir mucho, he visto cómo habéis crecido, he visto como habéis sido capaces de arreglar vuestros males, os he visto compartir como hermanos, os he visto protegeros... Y esta vez no será menos. Yo mismo me encargaré que una vez instalados allí os podáis volver a ver. Te traeré si así lo quieres. Yo también lo echaré de menos. Al fin y al cabo, parece que ha vivido aquí con nosotros- Dijo mi padre mientras echó en aquella última frase una leve risa.
Que él me dijese eso, me reconfortó. Sabía que mi padre no era de romper promesas y menos lo haría ahora sabiendo lo que necesitaba a V. Me digné a asentir con la cabeza orgullosa de que al menos volveré a verlo, sólo necesitaba que él esperara por mí.
Mi padre me cogió en su espalda y me bajó para dar punto final a nuestras vivencias en aquella casa. Me metió en el coche mientras ellos transportaban las cosas del interior hacia el maletero. Sólo deseaba que tardaran lo máximo posible con la esperanza puesta en que V en algún momento de esos apareciera llamando en mi casa y así poder despedirme de él en condiciones. A los 10 minutos todo estaba listo para partir, mi padre puso en marcha el coche y antes de salir me dirigió una sonrisa por el retrovisor. Yo le respondí con la mejor sonrisa que podía sacar en aquel momento.
Noté como el coche empezaba a poner rumbo hacia nuestro destino. Saqué la cabeza por la ventanilla dirigiéndole mi último adiós a la casa con la mirada hasta que ya no veía nada de aquella.Mientras por la misma acera a lo lejos llamó mi atención una persona que se parecía a V y sujetaba algo en sus manos, pero sinceramente no creía que fuera él. Subí la ventanilla y me sumergí en las canciones que sonaban en MP4.
----
- Mia, cariño, ya hemos llegado. Mia- Mi padre me zarandeó el hombro suavemente. No sé en qué momento me había quedado dormida, pero al menos eso hizo que el viaje de 3 horas pareciera de un minuto.
-¿Ya? Que pronto- Dije mientras mis ojos se intentaban acostumbrar a la luz naranja del atardecer. Mi padre me cogío y me puso en la silla. Entendí que mi padre había corrido un poco más de lo normal al ver a mi madre apoyada en el coche hiperventilando con la cara pálida. Siempre pasaba lo mismo cuando él conducía así que esa situación fue demasiado familiar. Me reí.
- Igual el minuto de trayecto que yo he sentido aunque estuviera dormida era cierto- Bromeé con la situación y mi madre me dedicó una sonrisa burlona mientras seguía tomando aire. Como siguiera así se dejaría los pulmones allí mismo. Mi padre me llevó dentro del piso, me montó en el ascensor y le dió al 3. Subimos y se dirigió hacia una puerta que estaba hacia la derecha. Abrió y yo sentí en seguida la amplitud de la casa, quizás mis padres y el doctor estaban en lo cierto y yo necesitaba más espacio. Entré impresionada como si todo fuera nuevo para mi, aunque realmente lo era. Mi antigua casa era la mitad que aquella o mucho menos y eso me hizo ver que realmente la decisión la tomaron obligadamente por mí.
Mi padre volvió para ayudar a subir las cosas a mi nueva casa y enseguida volvieron con todas las manos llenas de nuestras pertenencias. En ese momento yo estaba viendo las vistas que tenía ahora. Noté como mi padre soltó rápidamente las cosas y apoyó su mano en mi hombro.
-Recuerda mi promesa, pero a cambio tienes que prometerme que sonreirás y serás fuerte.
-Claro que sí- dije mientras le soltaba a mi padre una dulce sonrisa. Gracias a él tendré una oportunidad para ver V, es lo menos que podía hacer. En mi mente ya planeaba nuestro posible futuro encuentro y ya en sí, eso me hacía sonreír.
Me dirigí a mi nuevo cuarto y como era de esperar, era más amplio que el anterior. Me tumbé en la cama con la práctica que ya había adquirido de tirarme sobre ésta tirando la silla para atrás. Justo encima de mi cama tenía una ventana y eso me maravilló, podía ver todo desde ahí. No sé por qué pero, todo aquello me daba unas vibraciones difíciles de explicar. Me hacía sentir que ahora empezaría algo realmente nuevo para mí.
ESTÁS LEYENDO
Breath
Fiksi PenggemarA Mia, una chica de padre coreano y madre española, le llegó el momento de poner a prueba su valentía en el momento más inesperado... para el resto de su vida. ¿Cómo harías frente ante una nueva vida que ya no tiene marcha atrás? ➡️Algunas partes co...