Strong {Zayn Malik}

Capítulo Diez "¿Me evitas?"

Capítulo Diez

Mierda. ¿Pero qué narices hacía aquí? No era la persona que especialmente me apetecía ver. Seguro que ni se ha dado cuenta de que estoy furiosa. No quería saber nada más de él. Es que, se presenta ahora, al final del día, cuando la noche está cayendo.

-¡Paula!-.Me dió un codazo Noah.

-¿Qué?-.Pregunté. Mierda, mierda y más mierda. Me había quedado perpleja mirándolo. Pues lo peor de todo era que el se había percatado. Y me miraba con esa sonrisa tan perfe... ¡Ya!

-¿Te vas a quedar parada?-.Preguntó una animadora bordemente. Negué. Las seguí al compás de la música a la vez que iban echando a chicas.

Tras una media hora, al fin acabaron las pruebas, ¿cómo es que Noah y yo sobrevivíamos? Al menos yo no me consideraba tan buena para llegar a dicho nivel.

-Bueno, de vosotras seis, sólo elegiremos a tres para el equipo, las mejores-.Dijo sonriente la capitana morena. Asentimos todas nerviosas.

-Veamos, esas afortunadas son Lottie Tomlinson, Avy Smith y Paula Beckenbauer, enhorabuena chicas, las demás gracias por venir-.Concluso ¿Maddie?

-¿Qué?-.Susurró Noah.-Era uno de mis sueños, joder-.Añadió apenada.

-Eh Noah... yo si quieres lo dejo-.Dije intentandola consolar.

-Ni de coña Paula Beckenbauer, tú, no lo vas a dejar, además...-.Dijo dándome un codazo.-¡Mi mejor amiga es animadora!-.Añadió. Reí.

-¿Segura?-.Pregunté.

-Aha-.Sonrió.Nos dirigimos a donde las gradas hacia los demás. Intentando no entrar en contacto visual con Zayn, que me miraba con su increíble e hipnotizante sonrisa.

-¡Bien hecho Paulita!-.Exclamó Gemma.-Eh Noah, ¿iremos a sus partidos no?-.Preguntó. Esta asintió feliz.

-¡Ahí ahí le has dado!-.Exclamó Niall.-Aunque yo creo que Noah debería estar también-.Añadió. Alguien me abrazó por detrás.

-A mai, mi mejor amiga es animadora, ¿dónde está ese vestido corto?-.Preguntó. Salido.

-¡Hazza!-.Exclamé molesta.-Es verdad... ¿mi vestido?-.Pregunté. Busqué con la mirada a las animadoras. Que estas me hicierom una señal para que fuese.-Ahora vuelvo-.Dije. Me dirigí a ellas.

-A ver... yo creo que este es tu talla-.Dijo una de ellas colocándome un vestido delante de mi cuerpo.

-Pruébatelo y si te queda grande o pequeño, nos avisas ¿va?-.Preguntó otra. Asentí. Me fuí en busca de mis amigos que los localizé rápidamente en la puerta. Zayn seguía ahí sentado, lo podía contemplar de reojo, cómo me miraba. Pero necesitaba alejarme de él, aclarar mi mente loca. Llegué.

-Vamos-.Dijo Harry rodeándome con el brazo. Nos unimos a los demás.

-Bueno chicos, me voy a casa, ¿vamos Harry?-.Preguntó Gemma. Este asintió.

-Adioos-.Dijeron los hermanos casi al unísono. Nos despedimos y cada uno regresamos de vuelta a nuestra casa.

Unos pasos apresurados llegaron hasta mí. Me giré.

-¡Eh! ¡Paula!-.Dijo.

-Eh, Zayn, ¿qué quieres?-.Pregunté seria.

-¿Qué te pasa?-.Preguntó.

-Nada, adiós-.Dije. Salí corriendo de ahí cual una niña de cinco años. No me apetecía hablarle. No tenía ninguna gana después de lo que sucedió ayer más o menos sobre esta hora.

Por fin, llegué a casa. Saludé y subí a mi cuarto a darme una ducha. Me probé el uniforme que me habían entregado. Me miré en el espejo. No me quedaba nada mal. Todavía sentía lástima por Noah, sé que ella se lo merecía mucho más que yo. Ella era a la que más ilusión le hacía.

Me puse el pijama y me senté en mi escritorio. Los libros de ayer por la tarde seguían abiertos por la misma hoja, pues hoy no había tenido literatura. Bajé a la cocina y llegué a mi cuarto de nuevo con una taza de té recién hecho en la mano. Suspiré y me puse a ello.

La luz del radiante sol traspasaba mi ventana, dejándome casi ciega los ojos. Me incorporé lentamente de mi escritorio. Mierda. ¿Qué hora es? Me pregunté a mí misma. Miré la hora. Quedaban tan solo diez minutos para que empezara la primera clase. ¿Es que no saben despertar? Me duché rápidamente, me lavé los dientes, menos mal que anoche me lavé el pelo. Me puse el uniforme de animadora. Hoy me apetecía. Pero no iría siempre con ello puesto. Cogí mi mochila y mi móvil y bajé rápidamente a la entrada. Corrí hasta el instituto, por fin llegué a mi clase, mierda, llego diez minutos tarde. Genial, ahora tendría que esperar a que acabara la clase... Pasaron unos veinte minutos, todo era muy silencioso aquí a estas horas.

-Hola-.Alguien se sentó a mi lado en las escaleras. Me giré. Reconocería esa voz en cualquier lado.

-Hola-.Dije seca.

-¿Pero qué te pasa?-.Preguntó molesto.

-Tú sabrás Zayn, déjame en paz-.Dije levantándome. Pero rápidamente me acorraló contra la pared con nuestros cuerpos rozando.

-No lo sé, dímelo por favor-.Dijo. Sus ojos miel brillantes se clavaban en los míos, esa mirada que tanto me gustaba. Bajé la mirada. No lo podía mirar a los ojos. Si lo hacía, caería a sus pies como la última vez.

-Suéltame Zayn-.Susurré. Suspiró. Me soltó y se fue. Me quedé apoyada en la blanca pared pensando.

Al cabo de unos minutos, el timbre me sacó de mis pensamientos. Cogí mi mochila y entré en clase. Tomé asiento al lado de Harry. Este se me quedo mirando de una forma que me resultaba un tanto graciosa.

-Hola, soy Harry, encantado ¿eres la hermana gemela de Paula?-.Preguntó. Reí.

-Decidí probarmelo, y así me acostumbraba, pero me siento un tanto rara-.Dije.

-Est...-.Dijo.

-Eh, Paula, ¿te va bien ese vestido?-.Interrumpió una animadora con mi mismo uniforme, juraría que era Elsa, Elisabeth o algo así.

-Sí, quise probarmelo y traerlo-.Dije sonriente.

-Pues bien, luego te veo ¿no?-.Preguntó.

-Y luego te refieres a...-.Dije.

-Sí, entrenamiento, ¿no te dijo Clover que días hay?-.Preguntó. Negué.

-La verdad, no hemos hablado desde ayer-.Dije.

-Bien, pues son los martes y jueves a las seis en el campo de fútbol-.Dijo. La llamaron. Se giró.-Luego te veo-.Sonrió y se fue.

-Vaya Paula, qué guay te queda el vestido...-.Apareció Noah.

-¡Noah!-.Me levanté y la abrazé. No sé por qué.

Zayn apareció por la puerta de clase, me miró fíjamente a los ojos, para después bajar la mirada y pasar de largo hasta su asiento. Nuestras miradas se habían cruzado, y sus ojos castaños brillaban más que nada. Pero había algo en mí que me impedía perdonarlo.

Las clases se me pasaron rápido, junto a el entrenamiento. ¿Por qué la gente venía a verlo? No lo entiendo. A parte, había un grupo de chicos, del equipo de fútbol, o eso parecían, que se sentaron en las gradas, y no a ver especialmente el entrenamiento...

Llamé a mi padre para ver si me podía venir a buscar, pero no contestó al móvil, lo volví a llamar unas tres veces más. Nada. Así que tuve que ir andando hasta mi casa. Ya estaba casi llegando, tan sólo un par de minutos a pie. Aunque ya cansaba ir hasta el instituto y al revés andando, mis pies iban a morir dentro de poco.

-¡Paula!-.Gritaron. Me giré.

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