Capítulo Treinta y uno "Desconocidos"

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Capítulo Treinta y uno

Abrí los ojos lentamente. Ugh, qué dolor de cabeza. Miré a mi al rededor entrecerrando mis ojos. Una habitación de paredes blanca junto a una silla vacía y yo sobre una camilla era lo único que podía ver.

-¡Se ha despertado!-exclamó alegre alguien. Me giré molesta hacia la misteriosa persona.

Una joven peliazul me miraba fija y alegremente con una gran sonrisa en su cara. De repente, más gente entró rápidamente en la sala. Un grupo de jóvenes que me llamaba ¿Paula? Y entró un adulto para después aparecer por la puerta un rubio de ojos azules bastante atractivo que poseía un piercing en su labio inferior.

-Hija ¿Qué tal te encuentras?-preguntó un adulto.

-Bien...-contesté confusa.-¿Quién eres?-a este le cambió notablemente la cara a una más preocupada y seria. Los demás se acarcaron más a mí junto al adulto.

-Paula, él es tu padre, Thomas-contestó el rizoso. Lo miré extrañada.

¿Mi padre? No tenía ni idea. Me estaba agobiando, ¿qué hacía en esta cama rodeada de gente desconocida?

-Y estos tus hermanos-señaló a dos rubios.

-Está bien, vamos a ver que le ha pasado-apareció una chica, ¿un médico?

-Emma, mi hija no sabe quién soy, ¡no lo sabe!-exclamó ese tal Thomas mientras yo miraba a todos confundida. La médico rubia me miró.

-¡Paula!-exclamó algo ¿preocupada?-Chicos, dejadme todos a solas con Paula, incluida la familia, enseguida os llamo.

La gente asintió y se fue retirando poco a poco por la puerta blanca mientras me miraban apenadamente. Emma me miró de nuevo, y sacó algo de un bolsillo.

-Bueno...-masculló al cabo de unos largos minutos. Me sonrió y salió de la habitación. Al cabo de unos segundos comenzó a entrar de nuevo el mismo grupo de gente de antes, esta vez con la médico.

-¿Qué le pasa?-preguntó un rubio que parecía llamarse "Niall".

-Parece que ha tenido una pérdida de memoria, se habrá dado un golpe en la cabeza y eso le ha producido olvidarse de muchas cosas. No sé si es grave todavía, ni si lo será, le haremos unas pruebas a lo largo de el día y os mantendremos informados. Es conveniente dejarla descansar, si queréis entrar por favor, hacedlo de manera ordenada y de uno en uno, no queremos asustarla, quizá tantos recuerdos la agobien.

-¿Eso quiere decir que nunca jamás se va a acordar de nosotros?-preguntó una castaña.

-No, no he dicho eso chicos. Sólo que ya os iré informando a lo largo del día, puede que recupere todos los recuerdos, algo temporal.

-Mi pequeña...-masculló ¿Tom? ¿Cómo era? Ah sí, Thomas.

-Ahora os ruego que salgais y luego entreis de uno en uno, pero dejadla descansar primero un rato, la vendrá bien-asintieron.

(...)

Me desperté lentamente. Todavía seguía en la dichosa e incómoda camilla de lo que sería un hospital. Un joven rubio, de ojos azules se incorporó rápidamente de su silla sobresaltado. Era bastante guapo, debía de admitirlo, sus ojos azules se clavaron en los míos, esa mirada transimitía angustia.

-Paula... ¿qué tal estas?-susurró acariciándo mi mejilla. Me ruboricé. Sonrió.

Oh. Qué sonrisa tan perfecta poseía este rubio. Sus ojos azules se aclararon mirándome fijamente. Dejó de acariciar mi mejilla para hacerlo en mi cabello.

Strong {Zayn Malik}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora