Capítulo 6

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11 AÑOS MAS TARDE...

—¡Marinette!, ¡llegarás tarde!— Gritó la mujer, mirando hacia arriba. —¡Marinette!—

—Ya bajo Mamá—. Contestó echando lo que necesitaría en clase a su mochila. Se calzó el zapato y bajó. —Buenos días, mami.

Besó en la mejilla de su madre y tomó asiento en la silla junto a la barra de la cocina.

—Buenos días cariño, aquí está tú desayuno.

—Gracias mamá, pero ¿no podría ir mañana? — Preguntó mirando la televisión y lo que se estaba aconteciendo en el ayuntamiento de Paris.

—¿Qué dices hija?, hoy es tu primer día de clases.

—Pero es que... —. Su mamá dejó de lavar los trastes y se dirigió hacia ella.

—Chloé ¿verdad? — Se secó las manos con la toalla verde que colgaba de la manija de la heladera y miró con atención a la hija del alcalde. Había dejado de ser la niña dulce y encantadora para convertirse en la antipática y arrogante Chloé Bourgeois. "Había hecho mal" se dijo a sí misma.

—Si mamá, ¡mírala! Otra vez esta en las noticias como si ella fuese la alcaldesa—. Dijo sirviéndose su jugo.

—Bueno es la hija del alcalde, ¿que puedes esperar? — Y era Chloé Bourgeois, se repitió en su cabeza.

—Si... —. Contestó con cansancio. —Bueno se me hace tarde, mamá.

Tomó de un sorbo el jugo y masticó un pedazo de croissants. Colgó la mochila en su hombro y bajó las escaleras tan rápido como su pierna lo permitió.

—Que tengas un buen día hija, tú padre esta en la panadería—. Alcanzó a decir antes que su hija desparecía de la puerta de entrada.

Entró en la panadería y buscó a su papá tras el mostrador.

—Adiós papá—. El señor cerró el mostrador y abrazó a su hija.

—Adiós pequeña, ten—. Entregó una caja llena de macarons de colores. —Tus amigos se pondrán felices.

—Oh, gracias papá. Tus macarons son los mejores.

Entró al salón y la profesora ya se encontraba saludando a los alumnos, no la regaño. Justo cuando pensó que Chloé no vendría, apareció con su amiga Sabrina y como era de esperarse se dirigió a su sitio para botarla, aprovechando que la maestra se había retirado unos instantes.

—Marinette Dupain Cheng, ese es mi sitio—. Dijo apuntando el lugar, la rubia.

—Pero este siempre es mi sitio.

—Lo siento querida, pero ahora es mío—. Sabrina sonrió y Chloé pasó su dedo por la caja de macarons. Marinette pensó que lo botaría o haría algo, pero no fue así.

Sacó su dedo y la volvió a mirar. —Tal vez, si te hubieras quedado en Londres nada de esto estaría sucediendo. O mejor aún, si no existieras, Charlotte seguiría aquí. Ahora muévete.

Por primera vez sintió odio en las palabras de Chloé, mucho mas de lo que solía decir. Y sintió miedo.

—¡Basta Chloé! — Intervino Alya, recién entrando al aula. —Ella no tiene la culpa de nada.

—Hoy viene Adrien Agreste y me sentaré acá—. Habló omitiendo lo que había dicho Alya.

Chloé era una experta en eso, omitir todo lo que hablaban de Charlotte. Para ella era como si hablaran de cualquier cosa, menos de a la que consideraba su mejor amiga, su hermana.

Amor Y Destino (Adrinette) EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora