Extra II

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El día mas esperado en todo París y sobre todo para los protagonistas había llegado.

—Estoy muy nerviosa— dijo mirándose en el espejo. —Estoy apunto de tener una ataque, sí, eso. Avisen a Adrie—. Habló sentándose en el sillón mas cercano y hechandoce para atrás.

—No seas dramática— musitó la morena.

—Además nada de crisis, no quieres dejar plantados a casi todo el mundo y sobre todo a Adri.

Pero la azabache había dejado de escuchar cuando nombró mundo. Su boda iba ser transmitida a nivel internacional. Oh, ahora si sufriría una crisis.

—¿Todo el mundo, dijiste?— preguntó levantado su cabeza. —Voy a morir— dijo regresando a su posición anterior.

—No ayudas, Chloe— habló lanzándole una mirada fulminante.

—Solo digo la verdad. ¿Ahora entienden por que lovenath y yo nos escapamos para casarnos?

—Mari es famosa, es heroína. Hija de los antiguos héroes. Su familia y amigos están acá. Algo que a ustedes no les importó. Pero cuando ay amor nada interesa, y Adrien y Mari decidieron unir sus vida acá.

—Basta chicas, no discutan— La puerta sonó y el ex alcalde de París apareció.

—¿Lista?— preguntó dirigiéndose a la azabache. -Adrien ya llegó a la iglesia.

—Eh... sí, claro que sí. Esperé esto por mucho tiempo, pero tengo miedo de hacer algo tonto.

-Oh, mi cielo— El hombre de canas se acercó hasta su nieta y la abrazó. —Todo va a salir bien.

Marinette le devolvió el abrazo y sonrió pensando en Adrien.

* * * *

—Nino, llama a Alya y pregunta por que se demora tanto Marinette—. Ordenó impaciente el joven, caminando de un lado a otro.

—Tranquilo hermano. Las chicas siempre se demoran. Hace diez minutos vi a Sabine llegar, Mari ya deb estar en camino—. Trató de tranquilizar los nervios de su amigo.

—¡Los anillos! ¿Quién los tiene?— preguntó asustado.

Nathaniel que se venía acercando a los jóvenes, empezó a reír. —Relajate Adrien, los tiene... — Volteó hacia los invitados y preguntó. —¡¿Quién tiene los anillos de compromiso?!

«¡Esto es un caos!» pensó Marinette cuando escuchó a su amigo pelirrojo desde la sala continua al salón donde se iba relizar la boda.

Adrien solo palmeó su frente, frustrado. Y luego de dos largos minutos, Gabriel ingresó levantando la mano.

—Yo los tengo, mantengan la calma—. Adrien suspiró aliviado y volvió a tomar su posición esperando a su amada.

Luego de veinte minutos, Marinette ingresó junto con su abuelo acompañada de la marcha nupcial. Los invitados se levantaron para apreciar a la novia.
La azabache llevaba un vestido blanco largo, con decoración de pedrería y un velo largo de aproximadamente seis metros. Todo diseñado por ella misma.

Adrien portaba terno blanco con una rosa roja e la parte izquierda del saco. Impaciente y nervioso esperó a su futura esposa a que llegase al altar.

André llegó hasta Adrien, la marcha terminó y todo quedó en silencio. Tomó la mano de su nieta y se la entregó al joven de cabellos dorados.

Amor Y Destino (Adrinette) EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora