Prólogo

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"—Cuentan las leyendas —decía una voz pastosa, ronca y de anciano—, que por estas épocas nace un niño, uno que salvará su pasado, su presente y su futuro.

»Un niño, damas y caballeros, un niño que jugaría con el tiempo, y es milagroso saber que se trataría de mi hijo. Jor es su nombre, Jor o El Llegado, que dará con su vida el fin de una era; en la que... hemos vivido por mucho tiempo... tiempo que obviamente ya se acabó, porque, esto es El juego del Tiempo —rió.

»Situémonos —carraspeó—. Hace exactamente 1200 años, dicen que Draegan —dijo dándole énfasis al nombre—, asesinó a sangre fría a todos los magos. ¿Olvidé mencionar que en Centraria nació en el elegido? Bueno, que va; tengo que centrarme porque usualmente divago demasiado... —un tosido le siguió a otro por repetidas veces generando una nube de polvo que se guio por el viento hacia un cielo estrellado".

***

Año 1200 DE (después del exterminio). La Era de la Oscuridad. La secta del dragón.

Durante la noche soplaba aquel gélido viento que caracterizaba aquella zona más al norte que el mismo norte; y a esta helada la acompañaba una espesa oscuridad en la que ni el felino más sagaz hubiera alcanzado a distinguir nada. En medio del manto de nieve que cubría el suelo se alzaba una imponente torre de piedra y en lo más alto, en una habitación desordenada se tornaba incontable la cantidad de pergaminos, libros, runas y de objetos de extraña procedencia. Un anciano reposaba sobre una cama dura, fría y de piedra en el mismo lugar, abrió los ojos celestes y miró hacia el techo; él sabía, a diferencia de muchos, que ese año traía consigo misterios extraños y sinuosos.

Él había escuchado una voz en sueños, cada vez más seguido; algunos de los videntes que visitaba en aquel ártico la escuchaban también. Algo iba a suceder y lo sabía. Miró hacia arriba una vez más, cansado de soñar con lo mismo; miró a su ventana y notó que la noche estrellada era la misma que se mostraba al final del sueño. Se incorporó rápidamente sobresaltado y palpó el piso con los pies con una ligera dificultad debido al frío y la edad hasta llegar a sus botas. Después salió despacio por el pasillo. No había necesidad de levitar.

Caminó por el pasillo lleno de polvo y telas de araña arrastrando los pies; caminó presuroso, acorde a los noventa años que llevaba encima, a la biblioteca del lugar, esta era majestuosa y empolvada como todo el lugar, la cantidad de libros que allí había era impresionante, pero el hombre buscaba uno en particular.

Lo llamaban "El libro de los Videntes", y como él era un vidente lo tenía que tener en aquel pequeño santuario. El libro se titulaba "La profecía del Inmortal", escrita por los monjes keritianos: fanáticos y eruditos; era un libro lleno de enseñanzas y de interpretación de sueños. El hombre se acercó a los libreros y retiró con cautela la obra, una pequeña araña caminaba sobre su portada y la desdichada recibió un manazo del lector.

El libro contenía una leyenda que a más de uno le fascinaría; el excéntrico y barbudo hombre abrió el libro que empezaba con esta:

"En los sueños se nos revelan cosas, algunas nos agradan mientras que otras no tanto; pero nunca hay que dejar de escribir nuestros sueños y hallar el mensaje que nos quiere transmitir nuestro Yo del futuro... o del pasado.

»Les contaremos una leyenda, digo en plural porque cinco mentes se encargaron de escribir esta guía: los cinco mejores videntes y pensadores de todo Centraria y del mundo.

»Cuenta la leyenda —el hombre se acomodó en su silla, ya había leído el relato varias veces, pero sentía que está sería la más importante—, o las leyendas, que el verano concibió al invierno, después de una danza entre el otoño y la primavera.

Pesadillas - Las Danzas del Verano (Ahora Sueños Vacíos - Profecías 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora