A cada paso que damos el viento sopla con muchísima más fuerza. Mis dientes castañetean, sin embargo Grant ni se inmuta. Cuerpo de acero.
Pero me da pánico, que tal vez en medio de este frío torrencial me diga algo tipo: "Ven, te abrazaré, así no tendrás frío". Y no es porque no me gusten los abrazos. De hecho, un abrazo viniendo de parte de Grant y sus largos brazos, y sus manos que a simple vista se ven ásperas, creo que sería lo mejor en estos momentos.
Por fin encontramos un hotel, llamado The Blue's. Grant espera en el sillón mientras yo hablo con el recepcionista.
—Una habitación, por favor.
—¿En qué piso la desea? —responde mecánicamente, sin sentimientos.
—¿Cuántos hay?
—Seis.
—¿Hay alguna habitación en la primera planta? —No me parece muy buena idea irme a la planta más alta, considerando mi fobia a las alturas.
—Solo las tenemos en la última planta.
Joder. La hora de enfrentar mi miedo.
—Dame esa.
Respondo pacíficamente, aunque por dentro estoy muriendo. Y sé que en esta ocasión un simple pellizco en la palma de la mano no servirá.
—¿La cama grande? —sus dedos se mueven velozmente sobre el teclado.
—Pequeña.
Por fin, el hombre me mira, dubitativo.
—¿Y su novio? —añade mirando de lejos a Grant. Me giro para verlo, ya no está sentado, está observando una estantería con objetos representativos del país.
—Oh, no, no. No es mi novio.
—¿Entonces dos camas?
—No, señor. Tampoco.
¿Para qué dos camas, si solo dormirá aquí esta noche?
El recepcionista hace un gesto de resignación y me entrega la llave: 612.
Vale. Llegó la hora.
Camino hasta Grant, y le acaricio el hombro para llamar su atención. Pero no se inmuta, se queda allí. Con los dedos sosteniendo su barbilla, escrutando una réplica de la estatua de la libertad.
Me sobresalto cuando siento su cálida mano sobre la mía. Su tacto logra sobresaltarme. Se da la vuelta, y quedamos más cerca de lo que pretendía.
Me da un beso en los nudillos. Y todo mi cuerpo arde.
Por el rabillo del ojo veo al recepcionista, observándonos como si fuésemos una novela mexicana.
Cuando estamos subiendo las escaleras, yo voy dando traspiés.
—Recuérdame porqué no tomamos el ascensor.
—Por salud—responde Grant.
—Pir silid —replico, muy maduramente.
Grant me fulmina con la mirada.
—Bien... ¿Quieres tomar el ascensor? Tomemos el ascensor, chica poco deportiva.
—Oh, gracias, Dios...
—No, tengo una mejor idea... Tu subes por el ascensor y yo por las escaleras... Estamos en el piso número tres, faltan tres más... Si yo llego primero, tenemos una cita— su sonrisa traviesa me hace estremecer.
—¿Y si yo gano?
—No sé. Elige tú.
—Si yo gano, me invitas a otro frapuccino.
—Okay... En sus marcas...
Subo al ascensor.
«Listos» el ascensor se cierra. Oprimo el botón.
«Fuera» escucho desde afuera, y el ascensor comienza a subir.
La adrenalina recorre todo mi cuerpo. Aunque realmente no estoy haciendo ningún esfuerzo físico.
¿Por qué quiero llegar a la primera, si realmente la compañía de Grant no me molesta? Me agrada ese hombre, demasiado.
Es atractivo, es divertido, es... Diferente.
«Planta número cinco»
Me carcajeo, debo de verme ridícula.
Seis.
Las puertas se abren, salgo corriendo en busca de la habitación, sin embargo Grant ya está allí. Tomándose un café caliente a sorbos, humillándome irremediablemente. Me río. Y el me imita, se acerca a mí, me extiende su café y yo tomo un sorbo.
Sabe delicioso. O tal vez me sabe tan magnífico porque los labios de ese joven castaño estuvieron sobre él.
Abro el cuarto.
Es bastante amplio. Una cama enorme. Si ésta es la cama pequeña, ¿acaso la cama grande llega hasta el baño?
Hablando de baños, el baño también es espléndido. Y tiene jabones y toallas que huelen riquísimo. Un espejo que llega hasta el suelo aterciopelado. Tiene cocina, y una mini nevera. ¡Y ni hablar de el balcón!, decorado con rosas rojas. Simplemente hermoso.
Dejo mis maletas en el suelo, estoy agotada de haberlas arrastrado todo este tiempo, ¿Cómo habrá hecho Grant para cargar semejante bolsa sobre la espalda? Parece la típica bolsa para ir de campamento, solo que mucho más grande.
Cuando sus bolsos tocan el suelo lo escucho gemir, y su espalda hacer un sonido como de huesos quebrándose.
—¿Estás seguro que quieres dormir en ese sofá? —inquiero. Todo es grande acá, pero como el destino tiene esa constante manía de burlarse de mí, el sofá llega a ser casi una miniatura.
—¿Sabes? La cama es bastante grande —me siento en el borde de esta, para quitarme los zapatos— tu puedes dormir en una esquina y yo en otra.
En las almohadas hay botellas de agua, destapo una y la bebo vorazmente.
—Duermo desnudo —agrega. Yo escupo el agua inmediatamente.
Grant se ríe, mofándose de mí.
—Pero no hay problema. Acostumbro a dormir sin edredón. Tu puedes dormir con él.
—Vale— acepto.
Me levanto para colocar mis zapatos en un lugar donde no estorben. Cuando me doy la vuelta, Grant se está acercando a mí.
—Pero... —murmura. Se acerca mucho más, solo son centímetros para que nuestros cuerpos queden pegados—Necesitaré esto...
Me organiza un mechón de cabello. Y comienza a bajarme la cremallera de su saco de nieve verde oscuro.
Me ayuda a quitarme el saco y el se abriga con él.
Nos observamos por unos cuantos minutos, o segundos, u horas. O no sé.
—Hasta mañana— musita.
Creo que está a punto de darme un beso en la mejilla. O un abrazo, como Julian.
Pero no, simplemente se aleja de mí. Y yo suelto el aire que estaba conteniendo. Observo como quita el edredón y se acuesta, lo más lejos de mi esquina posible.
Apago las luces. Y me acuesto en mi lado. Siento su respiración pesada, y su espalda tensa detrás de mí.
¡Y yo que creía que había tenido una buena plática con Julian! Y yo que creía que éste día iba a ser de lo peor.
Y luego llega él, y en un solo día hace que todo se ponga de cabeza. Que mi mente llegue a cuestionarse de que si, a lo largo de toda mi vida, realmente he vivido.
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The Airplane
RomanceThe Airplane Primero su hermano, luego el tráfico, Danielle ya estaba desesperada. Todo parecía apuntar a que, el destino claramente no quería que ella tomara ese vuelo a Estados Unidos, o por el contrario, el destino quería que ella viajara con un...