Capítulo 14

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El sol se filtra por el ventanal, es imposible ignorar la luz que me ciega incluso con los ojos cerrados.
Cuando me digno a abrir los ojos, no puedo evitar no pensar que parezco en una película romántica, o un libro de romance bien redactado.
Desnuda, en mi cama con sábanas blancas, y la luz en mi cuerpo. Todo es hermoso. Parece como si la pesadilla de ayer, fuese solo eso. Una pesadilla.
Me doy la vuelta para ver a Grant. Está profundamente dormido. Se ve tan lindo, me muerdo el labio al notar las diferencias de ayer y hoy. Ayer su cuerpo estaba en tensión, sudoroso encima del mío, jadeando, la lujuria en sus ojos se notaba. Y aquí está ahora, con esa carita dulce. He conocido varias facetas de este hombre en poco tiempo.
El enojado, el feliz, el triste, el tierno, el preocupado, el celoso, el provocador, el lujurioso. Él...
Abre los ojos, y yo me río. Me ha pillado mirándole.
—No te rías. Debo ser un fiasco de hombre ahora mismo.
—Nunca serías, ni serás un fiasco de hombre... Eres perfecto —le corrijo.
Su sonrisa se ensancha por mi comentario, pero al momento su rostro se pone más serio que nunca.
—Danielle, tengo que decirte algo...
Pero llaman a la puerta tres veces.
—Café o aromática —dice el camarero que espera afuera.
—¿Quieres algo?—inquiere Grant.
—Café.
—¡Dos cafés!—grita, para que el camarero logre escucharlo. —Ya voy.
Se levanta de la cama. Y yo me sonrojo al ver su masculinidad a la luz del sol. Dios... Hace calor, y no sé si la culpa la tenga el sol.
Grant me observa, y sonríe maliciosamente. Se pone su pantalón de pijama y abre la puerta.
El camarero sonríe y le da los dos cafés. Grant coge unos paquetitos de azúcar, agradece y cierra la puerta.
Me doy el tiempo de observar su espalda. Está arañada, al rojo vivo. ¿Tan extasiada me sentía ayer?
Me entrega el café.
—¿Qué ibas a decirme?
Parece meditar la respuesta, aunque hace unos pocos minutos parecía asustado, pero seguro de lo que diría.
—Necesitamos hablar con la policía, sobre tu cambio de hogar... —anuncia.
«Mentiroso» pienso inmediatamente.
Podrá ser un chico guapo e inteligente. Pero no es buena en el arte de mentir. O yo soy muy buena en el arte de no dejarme engañar.
Asiento con tristeza fingida, siguiendo su juego de engaños.
No importa. Yo misma averiguaré qué quería decirme. Y entre todas las dudas que me martirizan, encontraré a mi acosador. Sí, o sí.
Cuando Grant se mete a la ducha, no pierdo tiempo y corro a su portátil. Debe de tener algo allí, algo que me diga más de él. Algo... Sé que oculta algo, y no sé si podré soportar la verdad.
Un chat. Bingo. Solo un chat. Lo abro. El nombre es claro, inmediatamente sé quién es: el chico rasta, su amigo.
"RASTA: Sin duda debes estar loco...
GRANT GUSTIN: No sé qué hacer. Debo decirle...
RASTA: No, no debes decirle. No ahora. Debes esperar. Ten paciencia.
GRANT GUSTIN: No puedo tener paciencia. Se ha metido en mi piel, Peter. No puedo sacarla ni un solo día de mi cabeza, y no es por el trabajo, es ella, solo ella.
RASTA: ¿Te estás enamorando de la Pelirroja?
GRANT GUSTIN: Me estoy enamorando de la Pelirroja.
RASTA: Sabes que eso va en contra de las reglas del juego ¿verdad?
GRANT GUSTIN: Pues por ella, estoy incluso dispuesto a romper cualquier regla. No me estoy enamorando de ella. La estoy amando... "
Y ahí termina eso es todo.
¿Grant me ama?
¿Y si lo hace, por qué según las palabras de ambos, nuestro amor parece tan imposible y peligroso?
Busco algo más. Fotos. Sus fotos.
Comienzo a pasarlas de una en una. Él con el rasta, él con un grupo grande de amigos tomando cerveza. Su padre, supongo que es su padre porque tiene una placa del FBI en el pecho, y la foto se ve bastante vieja, en tonos sepia. Cierro la galería, e ingreso en su historial de búsqueda.
Trago saliva fuerte cuando veo que la mayoría de búsquedas coinciden: el hombre que me persigue. Lo está buscando, archivando información sobre él. Noticias, videos, notas, todo, ¿Tanto se está preocupando por mí? Las búsquedas tienen fecha, la primera, después de mi primer ataque (en el cine).
Observo un poco más. No hay nada.
Busco aplicaciones. Nada que demuestre que estudia en una editorial. Ningún libro está descargado en sus documentos, ni audio libros. Entonces... ¿Me ha mentido todo este tiempo?
La ducha se apaga, joder. Cierro todo y apago la computadora.
Me acuesto rápido en la cama. Luego recuerdo que estoy desnuda, así que tapo mi cuerpo con el edredón.
—¿No te estarás arrepintiendo de no haberte bañado conmigo, no?—pregunta, coqueto. Ve que estoy haciendo esfuerzos sobre humanos para no quedar expuesta ante él. Hala el edredón, y me deja sin nada encima.
—¡Ey! —protesto. Me levanto, tratando de cubrir mi cuerpo y a la vez de recuperar mi única vestimenta, pero me agarra de la cintura para acercarme a él, mis pechos se pegan a su torso. Sin embargo, él sólo me mira a los ojos.
—Eres hermosa—susurra, sus palabras suaves me acarician. Recuerdo el chat. Está comenzando a amarme. Me pongo en puntitas para besarlo en el mentón, pero él sin escrúpulos me besa en los labios, y no pierde tiempo al introducir su lengua en mi boca.
Olvido que estoy desnuda, ¿Ya qué importa? Ayer yo misma fui la que me desnudé orgullosamente en frente suyo. Soy suya ahora, en cuerpo y en alma. Y no sé si eso me tranquiliza.
—Grant... Grant—le paro. El gruñe, estaba pasándola bien saboreando mi boca.
—¿si?
—Yo...
Te amo.
—Te quiero—miento cruelmente. Él sonríe de oreja a oreja.
—Yo te quiero aún más.
Te amo, pero necesito saber lo que ocultas, y en qué tienes relevancia con el hombre que me persigue.

¡Hoooola! ¿Cómo habéis estado? Lamento haber tardado en actualizar. Dejadme sus comentarios y lo que opináis... Quiero saber qué tan buenos detectives sois. Os amo.

The AirplaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora