Capítulo 8

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Grant se demora muchísimo, hace media hora salió de acá. No me preocupo por él, sé que sabe cuidarse solo. Y además, me da el tiempo suficiente para pensar si debo decirle o no a Grant sobre mi cita con Julian.
Aunque en cierto modo, no le debo explicaciones. Soy libre de salir y hablar con quién yo desee.
Pero anoche... El sabe que entre nosotros hay algo. No un juego. Algo serio.
Pero no puedo cancelar la cita con mi jefe. Pero tampoco puedo mentirle a Grant.
¿Se enojará mucho? Espero no. Aunque, viendo su expresión de cuando mencioné su nombre, es claro que se llenará de ira.
Al final me decido: saldré con Julian, no le diré a Grant. Si Julian intenta sobrepasar los límites conmigo, lo freno. Grant no debe de enterarse... Sí, es una buena idea.
Pero aún tengo dudas. Me decido a hacer algo a lo que recurría de adolescente cuando necesitaba tomar las decisiones importantes. Cada decisión está en cada mano, la primera mano que elija cualquier persona, esa es la decisión final (sí, así de inmadura era la elección de mis decisiones anteriormente), y estas funcionaron, no todas, pero si la gran mayoría.
En la mano derecha estará: mentirle a Grant. En la izquierda: decirle la verdad.
Aunque no sé porqué me aterra decirle la verdad. No me molesta que se enoje, de hecho, siempre fui la típica chica que le gustaba enojar y retar a los demás.
Me da miedo que crea que estoy jugando con él.
Que pueda besarlo una noche, y a la siguiente besar a un rubio de ojos azules.
Tocan la puerta, abro y es Grant. Alza los frapuccinos, emocionado. Cuando se dispone a entrar, le dejo decidir su propio destino, y el mío también.
—Elige una mano—digo divertida— ¿derecha o izquierda?
—Mhhh—se rasca la barbilla, al final señala la mano que eligió —derecha.
Mentirle, ha escogido que le mienta. Eso haré.
El desayuno del hotel llega minutos después de destapar los frapuccinos. Huevos, con tocino, tostadas con mermelada y café. Para los dos.
Nos sentamos en la cama a desayunar.
—Has demorado mucho... ¿Por qué? —digo, mientras mastico un pedazo de tocino quemado. Lo pregunto no porque desconfíe de él, solo por preguntar y sacar algún tema... Y algo de información.
—Me encontré con un amigo, me preguntó dónde pasé la noche. Me había olvidado de contactar a mis amigos... Gran error.
Necesito más información, odio que dé respuestas tan puntuales.
¿Por qué hago esto? Me creo una especia de Holmes...
No desconfío de el, es solo que... Siempre es tan misterioso. Tan... Tengo que hacer algo, pero no te diré qué. Tan trabajo en esta empresa, pero no te diré cuál.
Solo quiero conocerlo mejor. Pero el parece no querer dar información de ello. Quiero saber qué piensa, sus sueños, su historia, la de su familia. Quiero saber quien es Grant Gustin. Pero no lo puedo presionar a que me diga estas cosas. Igual que el no lo ha hecho conmigo.
Y si lo que sucede es que el ser misterio es parte de su esencia, tendré que amar a Grant incluso así.
«¿Dije amar?»
Aunque realmente ese pequeño defecto - virtud, también lo vuelve bastante atractivo y sexi.
Creo que jamás podría cansarme de este chico y sus misterios. Así que me decido a bajar la guardia.
—¿Dónde te quedarás a dormir hoy? —pregunto tratando de sonar tranquila, pero por dentro solo quiero escuchar una respuesta. Lo observo, tiene una ceja levantada. Bebe un sorbo de café.
—¿Dónde quieres que me quede?—respondo.
—Una pregunta no se responde con otra pregunta—le increpo. Divertida.
—¿Quieres que te diga la verdad? —asiento— no quiere que pienses que me estoy aprovechando de ti, Danielle... De tu estadía, tu comida. O lo que sea... No quiero que llegues a pensar que soy un vividor.
—No lo pienso. Sé que no lo eres...
—Bueno, pues... ¿Quieres hacer esto por días? Digo... Una noche me quedo aquí, otra allá, y así... Mis amigos son celosos.
Nos reímos.
—Por mí está bien... Te puedes quedar cuantas veces quieras.
—Tendré que conseguirme un sofá. Ese es muy incómodo...
No puedo evitar no reírme ante su comentario.
Cuando termino de bañarme, Grant ingresa al baño. Yo me visto en el cuarto. Y no sé si soy muy descomplicada, o muy confiada. Pero me desnudo sin problema.
Confío en Grant, sé que no asomará la cabeza como un degenerado.
¿Por qué confío tanto en él? ¿Por qué me gusta tanto?
Me gusta su sarcasmo, es un chico inteligente y astuto. Es atractivo. Y causa en mí una sensación de hogar, protección, amor.
No penséis que es falta de amor en mí. Me considero una chica con una autoestima estable. Me gusta mi cuerpo y mi forma de ser, no necesito a nadie que me ame y me proteja, porque eso lo puedo hacer yo sola.
Sin embargo, el es tan irresistible.
Me pongo un pantalón de mezclilla vino tinto, con una camisa casi transparente del mismo color, y unas converse. Así me visto casi siempre (que no tengo trabajo), casi nadie logra reconocerme con ropa casual. Es lo que pasa cuando la gente se acostumbra a verte con un labial fuerte, y los párpados oscuros. Con un traje elegante, y tacones, más agregarle un cabello impecable y peinado.
Pero esta soy yo, la Danielle descomplicada. Con el cabello castaño rojizo recogido en una coleta.
Cuando Grant se encontró con su amigo, aprovechó para ir por ropa a casa. Cuando sale del baño, sale con un jean, y una camisa azul de manga corta. Simple, pero atractivo.
—Ven... Vamos a conocer un poco más de esta ciudad. —añade, yo me emociono.
Cuando nuestros pies tocan la arena, lamento no haber traído mi bikini, y por la expresión de Grant, sé que el también lo lamenta. Nos sentamos en la arena, comiendo cada uno un helado de chocolate. Yo insistí en invitar, pero Grant con todo sarcástico dijo: “Claro, señorita, usted invita. Yo pago”
—¿No tienes familia? —inquiere él. El y sus preguntas que me toman desprevenida. La familia siempre es un tema que a todos, mucho o poco nos duele. A mí me duele poco, porque ya superé (gracias a una ayuda psicológica) mis traumas. —tengo un hermano, Mike. Es mayor que yo... Nuestros padres nos abandonaron cuando tenía diez años, por suerte Mike tenía dieciocho para ese entonces... Jamás volvimos a saber nada de nuestros padres... Y a ninguno le interesa realmente. Y tengo una sobrina, una hermosa sobrina.
—Hay un dicho que dice: "Si eres buen tío, serás un grandioso padre" —lo dice con convicción, pero ya lo he pillado.
—Acabas de inventar ese "dicho".
Grant se hecha a reír.
—Bueno, bueno. Eres buena. Entonces seré un poco más directo: ¿Te gustaría ser madre? Tener una familia, ¿Te visualizas así? En una playa, con tres hijos, dos nenas y un nene, y tu esposo...
Jamás había pensado en ello. Bueno, sí que lo había pensado, pero no ha fondo.
—Ya habrá tiempo de pensar en eso. Todo llega cuando tiene que ser. —respondo, creyéndome filósofa. —¿Y tu familia?
Le doy la vuelta a la tortilla, ahora soy yo quien lo ha tomado desprevenido.
—MI padre fue asesinado... Mi madre se suicidó. Soy hijo único, y no conozco más familia. —noto algo de nostalgia en su voz.
Trato de decirle palabras convencidas, pero tengo una duda en la punta de mi lengua, que se escapa sin darme tiempo a retenerla:
—¿Asesinado? —pregunto por su padre. Grant le observa, se acuesta en la arena, relajado.
—Sí, trabajaba en el FBI, gran agente. Lo asesinó un contrabandista. Por suerte lo atraparon. Años después mi madre se suicidó, yo fui a vivir con mis amigos. Conseguí mi empleo y una nueva vida. Mi padre murió con honor. Mi madre... Ella habrá tenido sus razones. No la juzgo, solo ella sabrá y entenderá el porqué.
Suena tan maduro, tan confiado.
Me alegra, porque si realmente quiero algo con Grant quiero algo serio.
No quiero a un pendejo inmaduro, melancólico que sufre por su pasado. No me gusta cargar con dolores de los demás, aunque yo también tenga mis heridas. Quiero estar con alguien que viva el presente, no olvide el pasado, y se visualice en un futuro. Y ese hombre es Grant.
Me ayuda a levantarme de la arena, yendo para la ciudad pasamos por un centro comercial. En el mostrador hay un televisor, que está mostrando las noticias de hoy.
El celular de Grant suena, se disculpa conmigo, y sé aleja para contestar.
La voz del comentarista me atrapa cuando, seriamente advierte: 
«Se ha encontrado a otra chica, entre los veintitrés años, triturada en la carretera. Esta es la quinta muerte en todo el año. Al parecer, este asesino no sólo abusa sexualmente de sus víctimas, también le gusta disfrutar de un placer más mórbido con ellas. El FBI sigue trabajando en el caso, pero aún no revelan la identidad de este asesino de mujeres.»
Grant vuelve a mi lado, y por fin, nos vamos.

Último capítulo de hoy, espero os guste.
¿Qué creen que significó el sueño de Danielle?
¿Desconfían de Grant?
¿Grant conoce realmente a Julian?
Comentad. Gracias por todo. (Trataré de no subir tan seguido, porque a lo mejor os aburre, y no quiero que eso suceda).
All the love xx.

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